Los dos mejores equipos de la actualidad en la Liga se enfrentaron... y todo terminó igual que como empezó. Atlético y Barcelona protagonizaron un duelo intenso y emocionante que no cayó del lado de nadie sobre un Vicente Calderón que vibró de nuevo con el juego de los suyos y con un Arda Turan que llevó la magia a la ribera del Manzanares.
Todo fue tal y como se presuponía en un principio. Dos equipos, dos estilos de fútbol igualmente válidos y la misma idea: conseguir los tres puntos para deshacer el empate que prevalecía antes del envite entre Atlético y Barcelona. Los del Cholo jugaron con orden y con rapidez; los del Tata lo hicieron con paciencia y con posesión.
Dos estilos; dos campeones
Y porque en fútbol no todo es toque y más toque, fue el Atlético el que tuvo la primera, y el que tuvo las más claras antes del paso por vestuarios para recuperar fuerzas. Gracias a Arda Turan, que se marcó una genialidad en la banda que despejó Piqué como pudo, y también gracias a la estrategia, con un remate último de Diego Costa en un balón que Mascherano evitó que se convirtiera en el 1-0.
Mucho balón tuvo el Barcelona, algo previsible y algo que todo el mundo sabía. Simeone también, y por ello, por más posesión que tuvo el Barça en la primera parte, Thibaut Courtois casi no intervino. El belga vivió cómodo en su arco gracias en gran parte a que las llegadas culés se producían por banda y los pases interiores casi no existieron. Sólo un remate de Pedro, de cabeza, llevó el miedo a las gradas del Vicente Calderón.
Hacía falta algo, algo que colorease más el balón de rojiblanco ya que una cosa es estar cómodo sin el cuero y otra renunciar a él. Algo que imprimiese más ritmo a los ataques del Barcelona, ya que la previsibilidad era una constante y los pases por el interior eran toda una odisea para los Cesc, Xavi e Iniesta. Hacía falta algo más.
Messi, Neymar y el show de Arda Turan
Para eso salieron Messi y Neymar. Lo intentaron, sobre todo el 10. El argentino, aún lejos de su mejor forma, puso en algún que otro apuro a Courtois, sobre todo con un cabezazo que se fue por poco y con un zurdazo ante el que el belga respondió a la perfección. Pero ni uno ni otro fueron capaces de perforar la ordenada zaga rojiblanca y de hacer saltar de júbilo a sus aficionados.
A punto estuvo de hacerlo Arda Turan. Porque el turco hizo auténtica magia sobre el césped del Calderón. Suya era la misión de aguantar la bola, suyo era el protagonismo total y absoluto en su equipo. Suyos fueron los mejores detalles de todo el partido y gracias a ellos de sus botas siguió saliendo fútbol, siguieron saliendo destellos de clase, de talento y de jugadas que tampoco pudieron aprovechar sus compañeros.
Ni Costa, ni Villa, ni Raúl García... ni Messi, ni Pedro, ni Messi. Nadie. Nadie fue capaz de hacer ganar a su equipo y de teñir la Liga de rojiblanco o de azulgrana. Una segunda vuelta entera queda para decidir quién será el campeón, quién será el que se lleve el título. Barcelona o Atlético, Atlético o Barcelona... y el Real Madrid sigue al acecho...