José Rodríguez cuenta la experiencia de él y su familia al poder dejar Tel Aviv tras estallar el conflicto: "Cuando cogimos el avión fue una liberación. Cuando salimos de Israel sentimos una alegría inmensa. Algunas cosas habíamos vivido pero este conflicto es algo totalmente diferente".
"Dónde vivía a 10km de Tel Aviv cuando suena la alarma tenemos un minuto y medio para meterme en el búnker. El miedo que tenía es que le pasara algo a mi familia y es difícil explicarles a los niños algo así", añade.
Pudo organizar la evacuación: "El problema es que la alarma suena a las 5 de la mañana pero da tiempo a ir y ahí la seguridad es del 99,9%. Se oía mucho, pero ya habíamos vivido esta situación. De 3.000 misiles han caído 3 ó 4 el porcentaje es muy pequeño. En el búnker estás unos 10 minutos y normalmente puedes salir".
Como habían vivido episodios parecidos, no sabían de la verdadera gravedad: "En un primer momento no sabíamos la dimensión de lo que estaba pasando y es el club el que nos pide que volvamos a nuestro país. Ahí es cuando nos asustamos. El club se ha portado de 10 y hemos podido salir con la compañía de Israel".
"Salimos con lo puesto, hemos dejado todas nuestras cosas allí. Es una falta de respeto ahora preguntarle al club que va a pasar, me gustaría volver pero hay que dejar que pasen los días", señala. "Condeno la masacre que están haciendo. Mi mujer se pasa todo el día llorando porque ve que esas cosas nos podía haber pasado a nosotros. No podemos desconectar porque tenemos muchos amigos allí que nos han ayudado y no podemos dejarles tirados".