Gervasio Deferr ha publicado el libro en el que cuenta su vida, El gran salto: "Contento por haber publicado el libro después de mis 41 años. Los tres JJOO y los últimos 10 años que han sido difíciles. Es una liberación y un fin de aquella etapa, es un nuevo renacer"
Señala que le gusta recordar su historia las veces que haya falta poque casi le cuesta la vida: "Me ayuda a recordar los errores que cometí y lo mal que lo pasé. No me canso de decir que he conseguido pasar el bache de mi vida. Estuve a punto de morir en varias ocasiones, solo el hecho de estar vivo es para celebrarlo".
he conseguido pasar el bache de mi vida. Estuve a punto de morir en varias ocasiones, solo el hecho de estar vivo es para celebrarlo
Recuerda el momento en el que se dio cuenta que estaba en el fondo: "Hay un momento que no puedo más y pido ayuda. Perdí la capacidad para luchar por mí mismo. Perdido y desbocado, eso me hizo pedir ayuda". Su primer gran éxito le hizo tocar la gloria pero confiesa que no supo gestionarlo: "Después de mi primera medalla con 19 años, de mucho sufrimiento tras venir de una familia sin recursos, empiezo a ganar dinero y popularidad y se me va de las manos. Gané, me vino la euforia y me volví gilipollas unos años. Me creía Dios, pero con 20 se me quitó la tontería".
Gané, me vino la euforia y me volví gilipollas unos años. Me creía Dios, pero con 20 se me quitó la tontería
Así empezó a fumar porros, un hábito que cambió su vida: "Después de Sidney me tengo que operar porque tengo mucho dolor en los hombros. Me voy a vivir con mi hermano, nos juntamos varios amigos, ellos fumaban y un día les dije dame... y los últimos seis meses de mi recuperación estuve fumando. Volví a competir y antes estuve un mes sin fumar pero di positivo y asumí mi castigo. Todo el mundo pasa de qué bien Gervasio, a ya decíamos que lo de Sidney fue casualidad. Cuando doy positivo todos los que están por interés desaparecen y se quedan los cuatro de siempre".
Cuando gana su oro en Atenas, el día anterior se fue de cervezas y no recuerdo cómo llegó a su cama: "Ni lo recuerdo bien. El día que hago la final de suelo en Atenas quedo cuarto, Víctor hace la final de potro y queda quinto. Para él era el mejor resultado de su carrera y estaba muy contento. Ellos sabían lo importante que era para mí el suelo y entendían que estaba mal. Recuerdo tomarme unas cervezas con ellos, unas jarras enormes eso sí. Pero lo mismo que todos. Al día siguiente me levanto en la villa pero no recuerdo mucho más. Me acosté no sé cómo pero me levanté bien, no resacoso. Pero triste por la medalla que había perdido el día anterior", y ese día se colgó el oro en Atenas.
De todas las adicciones, señala el alcohol como la peor de ellas: "Me he inundado en litros de alcohol. Mi solución era irme al bar y ponerme hasta el culo para olvidar mis pensamientos. Fueron años bebiendo, hubo seis años que no recordaba un solo día en el que no me hubiera tomado una cerveza y sintiéndome como una mierda y cada día con menos ganas de luchar".
e he inundado en litros de alcohol. Mi solución era irme al bar y ponerme hasta el culo para olvidar mis pensamientos.
Después entró diez meses en un centro de rehabilitación, una experiencia dura "porque entras jodido" y también "porque en un principio lo ves como una cárcel". Allí empezó a priorizar el quedarse con lo positivo "porque estando bien podía estar un mes sin tomar nada.
Hubo un momento en el que no le importaba si se despertaba o no al día siguiente: "Me quedé con toda la responsabilidad del entreno con Ray y los chicos. En esos momentos, pensaba si no sabes hacerlo mejor, vete una noche ponte de todo y que se acabe todo ya". Ahora está con niños en el gimnasio de La Mina, un lugar que le ha devuelto la alegría "por todo el apoyo que he recibido desde el primer momento. Reuní a 70 padres y todos me mostraron su apoyo y hasta se emocionaron".
En su etapa más oscura dejó de disfrutar de muchas cosas, si tuviera que destacar algo esto es lo que se le viene a la cabeza: "Me vienen amigos, parejas, personas... He querido mucho a gente que ya no está en mi vida. Tengo tres medallas olímpicas e igual podría tener cinco. No me hubiera sentido señalado que eso me hizo sufrir".