Este descubrimiento marcó el inicio del desarrollo de la biología molecular en España. Aquella niña nacida en la localidad asturiana de Canero hace 79 años vivió la pasión por la ciencia en casa, y hoy, además de marquesa de esta misma localidad, es ella la que inspira a los futuros científicos de nuestro país.
No es para menos, cuenta con más de 350 publicaciones, posee ocho patentes y ha realizado unas 400 conferencias; es la única mujer que ha dirigido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es académica de la Real Academia Española (RAE) desde 2003 y en 2016 se convirtió en la primera mujer en recibir la Medalla Echegaray, otorgada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Y aunque el reconocimiento de la comunidad científica española es unánime, todavía hay dos premios que se resisten a figurar en su brillante currículum, el Nobel, y el Princesa de Asturias.