OBJETOLOGÍA

El carné de baile era el tirafichas de toda la vida

Isabel Lobo objeta en Por Fin No Es Lunes sobre un ''cuadernillo'' que servía de agenda de ligoteo en la aristocracia del siglo XIX: el carné de baile.

ondacero.es

Madrid | 11.09.2021 12:30 (Publicado 11.09.2021 12:27)

Isabel Lobo objeta hoy sobre el carné de baile que era el complemento femenino en los bailes aristocráticos del siglo XIX, donde las damas de la alta sociedad apuntaban el orden de pedida de los bailes que les solicitaban los caballeros. Con este objeto se podía hasta adivinar el estado civil de la mujer que lo llevaba: el nácar para las solteras, las casadas tenían uno de marfil y el azabache estaba reservado para las viudas.

¿Cuándo entraba en escena nuestro carné de baile? En muchos bailes se ofrecía a la entrada un programa con la música que la orquesta iba a tocar. Así, todos los invitados sabían el número de piezas y el orden en que éstas se iban a representar. En ese momento, el carné de baile era imprescindible para organizar las distintas peticiones que se iban a producir.

Este objeto también recogía la danza más picarona de la época. Aunque las piezas que solían elegirse eran todas dieciochescas, por aquel entonces también tenían su reggaetón. ¿Cuál era el baile más codiciado? El Vals. Una danza que la sociedad del Romanticismo veía como muy atrevida e incluso salvaje.

Es cierto que ya no existe el carné de baile, pero sí su sucesor: las tarjetas de visita. ¿Se sigue utilizando hoy? Objetando sobre la actualidad, Isabel Lobo, sorprende a Bibiana Fernández con la historia de Natalie Browning , una joven de Virginia que no pudo dedicar el baile de boda a su abuelo porque se encontrada a más de 1.000km. Pero no se rindió. Celebrada la boda, Natalie cruzó esos kilómetros hasta el salón de su abuelo de 94 años y bailaron como ella le había prometido. Una historia que demuestra que todos llevamos un carné de baile en el corazón.

Natalie bailando con su abuelo Nelson
Natalie bailando con su abuelo Nelson | @natnbrowning