Un cuadrado. Esta es la figura que forman los retos a los que deberá enfrentarse el nuevo Gobierno, a los que deberá enfrentarse Rajoy, ante la herencia recibida, agujereada de deudas. El primer frente es el agujero financiero del Estado. A final de año hay que conseguir bajar el déficit del Reino de España al 6 por ciento, algo difícil a tenor del frenazo económico y la caída de ingresos tributarios. La deuda pública rozará los 734 mil millones de euros, el 70 por ciento del PIB a final de ejercicio. Todas las Administraciones Públicas, en su conjunto, han ido sumando cada día casi 240 millones de euros de deuda. Así que el primer reto es cambiar este ritmo con una Ley de Estabilidad Presupuestaria. El segundo frente, el segundo lado del cuadrado, es el mercado laboral. Rajoy quiere que Rosell, Méndez y Toxo se transmuten en los nuevos Reyes Magos y que en sus alforjas nos traigan una Reforma del mercado de trabajo. El sistema laboral español es el peor de Europa y uno de los más nefastos del Planeta. El 20 por ciento de los trabajadores no tiene empleo. El 30 por ciento de los que tienen trabajo cuentan con un contrato precario o temporal. Además, un número indeterminado, pero enorme, trabaja en la economía sumergida, sin regulación ni derechos. Después de años de hacerse los remolones, los cinco millones de desempleados exigen a patronal y sindicatos un pacto. El tercer frente abierto es la falta de crecimiento de nuestra economía. Por supuesto este año no vamos a alcanzar ni las previsiones iniciales de crecimiento del Gobierno de Zapatero y tampoco las revisadas. Incluso, en este cuarto trimestre es más que posible que entremos en cifras negativas. El cuarto lado de esta figura es el sistema financiero. La gran falacia de esta crisis ha sido creer que nuestros bancos y cajas de ahorro estaban mejor que sus homólogos europeos. No es del todo verdad. El Banco de España controla directamente el 10 por ciento del sistema. Para evitar su derrumbe y liquidación, lo ha tenido que intervenir. Más allá de la conveniencia de crear o no un banco malo, lo cierto es que las entidades financieras guardan en sus entrañas unos 180 mil millones de euros de activos inmobiliarios dudosos. Y en los solares vacíos, en barbecho y sin el riego del crédito, por no crecer no crece ni un brote verde.
Minuto económico: El cuadrado
Un cuadrado. Esta es la figura que forman los retos a los que deberá enfrentarse el nuevo Gobierno, a los que deberá enfrentarse Rajoy, ante la herencia recibida, agujereada de deudas. El primer frente es el agujero financiero del Estado. A final de año hay que conseguir bajar el déficit del Reino de España al 6 por ciento, algo difícil a tenor del frenazo económico y la caída de ingresos tributarios. La deuda pública rozará los 734 mil millones de euros, el 70 por ciento del PIB a final de ejercicio. Todas las Administraciones Públicas, en su conjunto, han ido sumando cada día casi 240 millones de euros de deuda. Así que el primer reto es cambiar este ritmo con una Ley de Estabilidad Presupuestaria. El segundo frente, el segundo lado del cuadrado, es el mercado laboral. Rajoy quiere que Rosell, Méndez y Toxo se transmuten en los nuevos Reyes Magos y que en sus alforjas nos traigan una Reforma del mercado de trabajo. El sistema laboral español es el peor de Europa y uno de los más nefastos del Planeta. El 20 por ciento de los trabajadores no tiene empleo. El 30 por ciento de los que tienen trabajo cuentan con un contrato precario o temporal. Además, un número indeterminado, pero enorme, trabaja en la economía sumergida, sin regulación ni derechos. Después de años de hacerse los remolones, los cinco millones de desempleados exigen a patronal y sindicatos un pacto. El tercer frente abierto es la falta de crecimiento de nuestra economía. Por supuesto este año no vamos a alcanzar ni las previsiones iniciales de crecimiento del Gobierno de Zapatero y tampoco las revisadas. Incluso, en este cuarto trimestre es más que posible que entremos en cifras negativas. El cuarto lado de esta figura es el sistema financiero. La gran falacia de esta crisis ha sido creer que nuestros bancos y cajas de ahorro estaban mejor que sus homólogos europeos. No es del todo verdad. El Banco de España controla directamente el 10 por ciento del sistema. Para evitar su derrumbe y liquidación, lo ha tenido que intervenir. Más allá de la conveniencia de crear o no un banco malo, lo cierto es que las entidades financieras guardan en sus entrañas unos 180 mil millones de euros de activos inmobiliarios dudosos. Y en los solares vacíos, en barbecho y sin el riego del crédito, por no crecer no crece ni un brote verde.