Minuto económico: La vela europea

Minuto económico: La vela europea

El último cuento de Hans Christian Andersen rescatado de las tinieblas del olvido trata de una vela que busca el sentido de su vida. Al final, al acercarse a una caja de cerillas lo descubre. Su destino es consumirse. En Europa no somos velas pero nos consumimos como la cera cerca de la llama. Angela Merkel irradia tanta energía que deshace buena parte de lo que niega. Para avanzar hay que transpirar cera y se nos pega al andar. Pero aunque sea a gatas, Europa avanza. Del Consejo Europeo pasado se habla mucho del acuerdo para sacar adelante la supervisión única del BCE a las grandes entidades financieras a partir del 2014, tras las elecciones germanas. Se habla mucho de la victoria, sobre el resto de Europa, de la Canciller de Acero al dejar a sus cajas y bancos regionales alejados de la vigilancia de Mario Draghi. Pero en Europa habrá que comenzar a descubrirse ante un presidente del Consejo, el belga Herman Von Rompuy y su voluntad de seguir adelante. Insiste una y otra vez contra la fortaleza germana. Hace dos meses la Unión Bancaria era una entelequia. Ahora se ha abierto una grieta en la muralla del Rhin. Von Rompuy no cede, quiere un presupuesto anticrisis. Merkel y sus marionetas del norte lo rechazan. Terminarán aceptándolo como terminaron salvando a Grecia. El muro de Berlín era más alto, más dogmático y más ingrato y al final se desmenuzó. Von Rompuy y el presidente de la Comisión, Durao Barroso, tienen clara la estrategia. Primero: supervisar los grandes bancos, ya llegarán los pequeños, incluidos los alemanes. Segundo: ir a por la Unión Fiscal con presupuestos europeos, coordinados y con fondos para hacer frente a situaciones difíciles como el excesivo desempleo. De ahí al tercer paso, la Unión Económica y por último, la Unión Política. Este es el objetivo, por mucho que lo ralentice Merkel. El camino europeo está claro como la luz de la vela de Christian Andersen.

ondacero.es

| 16.12.2012 16:21

El último cuento de Hans Christian Andersen rescatado de las tinieblas del olvido trata de una vela que busca el sentido de su vida. Al final, al acercarse a una caja de cerillas lo descubre. Su destino es consumirse. En Europa no somos velas pero nos consumimos como la cera cerca de la llama. Angela Merkel irradia tanta energía que deshace buena parte de lo que niega. Para avanzar hay que transpirar cera y se nos pega al andar. Pero aunque sea a gatas, Europa avanza. Del Consejo Europeo pasado se habla mucho del acuerdo para sacar adelante la supervisión única del BCE a las grandes entidades financieras a partir del 2014, tras las elecciones germanas. Se habla mucho de la victoria, sobre el resto de Europa, de la Canciller de Acero al dejar a sus cajas y bancos regionales alejados de la vigilancia de Mario Draghi. Pero en Europa habrá que comenzar a descubrirse ante un presidente del Consejo, el belga Herman Von Rompuy y su voluntad de seguir adelante. Insiste una y otra vez contra la fortaleza germana. Hace dos meses la Unión Bancaria era una entelequia. Ahora se ha abierto una grieta en la muralla del Rhin. Von Rompuy no cede, quiere un presupuesto anticrisis. Merkel y sus marionetas del norte lo rechazan. Terminarán aceptándolo como terminaron salvando a Grecia. El muro de Berlín era más alto, más dogmático y más ingrato y al final se desmenuzó. Von Rompuy y el presidente de la Comisión, Durao Barroso, tienen clara la estrategia. Primero: supervisar los grandes bancos, ya llegarán los pequeños, incluidos los alemanes. Segundo: ir a por la Unión Fiscal con presupuestos europeos, coordinados y con fondos para hacer frente a situaciones difíciles como el excesivo desempleo. De ahí al tercer paso, la Unión Económica y por último, la Unión Política. Este es el objetivo, por mucho que lo ralentice Merkel. El camino europeo está claro como la luz de la vela de Christian Andersen.