Rafa, de Madrid, nos cuenta que hace unos años encontró "un Papá Noel de unos 10 metros" y se lo llevó a casa. "Cuando lo hinché y lo puse se salía unos tres metros por encima del tejado", dice, y añade que todo el pueblo dsfruta del adorno porque "se ve desde bien lejos".
Desde Manresa nos llama Juan, que recuerda una ocasión en que su tía les trajo de Estados Unidos "una Estatua de la Libertad que se enchufaba y se iluminaba". La pusieron debajo del abeto para decorar, y al rato de estar encendida les quemó el árbol. "Después de habernos tirado toda la mañana para decorarlo...", protesta.
Nos vamos a Burgos para escuchar a Eliodoro. "Tengo el nacimiento puesto en un dos caballos", dice. Explica que para ello quita los asientos traseros del coche y pone una plataforma para colocar el belén. "Lo hago todos los años y la gente se queda mirándolo, todos como locos", asegura.
En Castellón se encuentra Amparo, que cansada de ver el mismo nacimiento todos los años, decidió innovar y hacer uno con dulces. "Lo hice en secreto para que no lo vieran mis hijos, con galletas, reyes de chocolate, el agua con gelatina...", narra. Y destaca que una vez revelada la sorpresa, no le duró "ni diez minutos" porque se lo comieron todo.
Y Ainhoa, de Málaga, nos llama para contar que su decoración es de ganchillo. "Los adornos eran un poco incompatibles con mis niños, con un belén de cerámica, las bolas de cristal...", cuenta. Señala además que en ocasiones los mueven de sitio: "A veces el niño Jesús está en la lámapara, o la Virgen viendo la tele; están muy integrados en la familia", bromea.
