Madrid | (Publicado 11.06.2019 07:17 )
No le compensa, primero, porque no le da la mayoría absoluta y, encima, marca a su gobierno. Ya no sería un gobierno del Partido Socialista, sino un bipartito con sus riesgos y problemas de coordinación. No le compensa, porque, también según Ábalos, no está claro que sume otras adhesiones, sino que las puede restar.
No le compensa por las intenciones confesadas de Pablo Iglesias: quiere decidir la política social del presidente, y no someterse a ella, lo cual sería como tener dos gobiernos y posiblemente alguna vez enfrentados. No le compensa por la propia personalidad de Iglesias, que es buena persona, según dicen, pero con una tendencia al protagonismo que asusta el inquilino de Moncloa.
Y esto es pura teoría, pero quizá no le compense porque el mundo del dinero necesita una cierta tranquilidad para sus negocios y Unidas Podemos no se la da. Con lo cual, y visto desde La Moncloa, la única posibilidad de colaboración es el acuerdo sobre programa, solución que Iglesias rechaza porque cree y dice que esos acuerdos son papel mojado.
Dicho en otras palabras: porque no le permiten mandar. Y de eso va la película: de quien tiene la sartén por el mango y, como decía el Tartufo de Marsillac, el mango también.