Madrid |
Para eso solo falta que se repitan los resultados del 28 de abril. Pero no lo voy a pedir, entre otras razones porque sería el inútil empeño de la utopía. Así que respondo a tu demanda con un "sí, merecemos un cambio de líderes, pero no lo veremos".
Y, por eliminación, en lo que se queda mi propuesta es en esto: si los líderes no son relevados, tienen que cambiar sus actitudes. Ha llegado el momento de decir basta a las posiciones inamovibles. Y de decir basta a las puras estrategias de partido sin tener en cuenta los intereses nacionales.
Y de decir basta a los egoísmos, a la falta de generosidad, a los rencores, a las incompatibilidades, a los cordones sanitarios, a los diálogos falsos y cínicos y a la ausencia de una mínima autocrítica, como se vio anoche en el primer acto electoral, por no llamarle mitin, en el Palacio de La Moncloa.
Y tienen que hacer ese cambio porque la repetición de resultados es posible y, más que posible, temible. Y una de dos: o se entienden o el país se hará ingobernable por mucho tiempo. El destino que se abrió ayer, aunque fuese el más previsible, tiene mucho de ruleta rusa. Y, como en la ruleta rusa, nadie sabe dónde está la bala.