Madrid |
El terror de ETA seguirá presente en la memoria colectiva mientras queden heridos, viudas, huérfanos y familias rotas por su crueldad. Pero, en cuanto a su capacidad de muerte, se reduce a lo mismo que el IRA: a que algún disidente armado quiera cometer una locura o tenga la ocurrencia de vengar al detenido ayer.
La sociedad vasca, acostumbrada a la paz, ya no tolera ni un gramo de violencia ni está dispuesta a respaldar o proteger, como hizo en el pasado, a ningún terrorista. Por eso me quedo con la primera de las opciones que me planteas: la detención de Ternera es el cierre de una etapa. Es como un símbolo. Contiene el mensaje de que un sanguinario dirigente de la banda, especialista en fugas, cae por fin por la investigación tenaz de la Guardia Civil. Significa que, a pesar del tiempo transcurrido, no hay impunidad para los asesinos.
Desmiente el rumor de que su fuga de 17 años era una fuga consentida. Es cierto que en los últimos años, cercada la banda por los Cuerpos de Seguridad, convencido él de que era inútil tanta matanza y vista la falta de apoyo social, se convirtió en un defensor del abandono de las armas. Pero es cierto también que es el responsable directo o indirecto de centenares de asesinatos y eso no prescribe. Ahora será la Justicia la que hable y no valen de nada los berrinches de Otegi. Josu Ternera detenido es un viejo asesino menos suelto. Es el último triunfo del Estado de Derecho. Es una noticia de normalidad.