OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Si Sánchez repite que él es la garantía de que España no se rompa es porque sus encuestas le dicen que poniéndose bravo gana votos"

La mañana tezánica. Mañanita de CIS. Con cocina y con atribución de escaños.

Carlos Alsina

Madrid | (Publicado 09.04.2019 08:05 )

En cuatro horas y media nos enteraremos todos de lo que ya saben el cocinero Tezanos, el hombre al que le debe el puesto, Pedro Sánchez y los estrategas de la campaña socialista, o sea, Iván Redondo. Ellos ya saben no sólo lo que va a publicar el CIS, la macroencuesta, sino qué temas y qué mensajes están moviendo electores —más o menos indecisos— de unos partidos a otros.

De la encuesta del CIS escuchará usted decir de todo a partir de la una de la tarde. Si al PSOE le va muy bien, los demás dirán que está inflada, como todas las de Tezanos. Si al PSOE le va menos bien, los demás dirán que le han echado agua para que el votante de izquierdas no se confíe y se quede en su casa. Si el PP sale por delante de Ciudadanos y de Vox, saldrá Casado a predicar que el voto útil para acabar con Sánchez es el suyo. Si la suma de PP, Ciudadanos y Vox roza la mayoría absoluta, agarrará Sánchez la encuesta y la exhibirá en los mítines mientras hace tocar las sirenas de la alerta antifascista.

La diferencia de esta encuesta del CIS con todas las que vienen publicando los medios es el tamaño. El número de encuestados y el presupuesto que maneja el chef Tezanos. Hoy sacará una tabla con las 52 provincias y su cálculo sobre quién se lleva cada escaño. Las que más aportan son Madrid, 37, y Barcelona, 32. Muy por delante de Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga y Murcia.

¿Cuánto acertó el CIS en las últimas generales? Pues acertó el orden de clasificación pero se quedó corto con el PP y el PSOE (a los que fue mejor de lo previsto) y se quedó largo con Podemos y Ciudadanos (que se llevaron un chasco). ¿Cuánto acertó en las autonómicas andaluzas, que estaba ya Tezanos? Pues se quedó larguísimo con el PSOE, diez puntos de más, muy largo con Podemos, corto con el PP y atinado con Ciudadanos. Bueno, y cortísimo con Vox: le daba un escaño y sacó doce.

Es decir, que por mucho que la encuesta de hoy sea la más amplia de todas las que se hacen, vaya usted a saber lo que saldrá el día 28 de las urnas. Como dice Pablo Iglesias, poniendo su tono más colega en esta entrevista que le ha hecho el youtuber Fausto Climent, al final el que va a la urna eres tú y metes allí la papeleta que quieras.

¿Qué le hace pensar a Pablo Iglesias que los votantes no hacen siempre justamente eso: votar lo que les da la gana? Lo que tú creas no tiene que decidirlo un tertuliano, dice. Menudo descubrimiento, Pablo. No creerá que los votantes carecen de criterio propio, ¿verdad? No vayamos a caer en esta cosa tan elitista de que quien me vota a mí es porque tiene buen juicio y está informado y quien vota a mi adversario es porque es un pelele que se cree lo que dicen los tertulianos.

¿Por qué son importantes las encuestas? Porque en ellas está la explicación de todo lo que hacen y dicen los candidatos. Si Sánchez se pasa un mes silbando cada vez que le preguntan por Cataluña y, de repente, no para de repetir en los mítines que él es la garantía de que España no se rompa…es porque sus encuestas le dicen que poniéndose de perfil pierde votos y poniéndose bravo los gana.

Si Casado, de un día para otro, ha descubierto que Bildu es la principal amenaza que se cierne sobre España porque Sánchez ama con todo su corazón a Arnaldo Otegies porque sus encuestas le dicen que Otegi es un estímulo para el voto al PP, en competencia con Vox y con Ciudadanos.

Si Rivera repite cada día que él no contempla más matrimonio que el suyo con Casado —vade retro Pedro Sánchez, enemigo de España— es porque sus encuestas le dicen que estar abierto a otras parejas le espanta votos hacia Vox y hacia Casado. Y así, todo.

Si Podemos aparca sus críticas furibundas de otros tiempos a la transición democrática y el régimen del 78, si abraza la Constitución como guía de los derechos sociales y la protección de los que menos tienen, es porque sus encuestas le dicen que andar impugnando la transición no ayuda a crecer sino todo lo contrario. Y si hay un partido, y un líder, que no está para desperdiciar un solo voto, ése partido es Podemos, arrollado por el subidón del PSOE.

Está aprovechando Iglesias con habilidad la baza que hoy tiene para distanciarse del PSOE y alejar la idea de que ya sólo es la marca blanca del socialismo sanchista. Esa baza son las llamadas cloacas del Estado, ese totum revolutum que forman, presuntamente, Villarejo, Eugenio Pino, García Castaño y otros. Muchos años de trabajos extrapoliciales —o para policiales, presuntamente— con el consentimiento más o menos tácito de quienes estuvieron por encima de ellos en los cargos políticos.

Lo de Podemos, en tantos años de maniobras y tráfico de informaciones verdaderas o falsas, es una gota en el océano. Pero una gota lo bastante escandalosa como para que Iglesias (en su derecho está, y en su obligación) lo denuncie todas las veces que haga falta y para que el juez García Castellón destape todo lo que tenga que ser destapado. ¿Que coincide con una campaña electoral? Ciertamente. Ya pasó con las grabaciones en el despacho de Fernández Díaz: salieron cuatro días antes de las elecciones generales de 2016. Pero que haya interés por sacarle partido a un asunto no desmiente que el asunto sea cierto y sea grave.

Alberto Pozas, hasta el viernes alto cargo en la secretaría de Estado de Comunicación, ha sido imputado por el juez. Acudió como testigo y, escuchado lo que dijo, el juez le considera investigado. La próxima vez acudirá con abogado. ¿Investigado por qué? No por nada que haya hecho en la secretaría de Estado (jugar a confundir es parte de la campaña electoral pero no deja de ser hacer trampas). Se le investiga por haber entregado a Villarejo una tarjeta de memoria con fotos y conversaciones privadas de Iglesias cuando era director de la revista Interviú. Fue la citación judicial y la previsión de que acabara imputado, lo que forzó su renuncia el jueves pasado en la Moncloa. Control de daños. Tiene menos coste electoral sacrificar un soldado que mantenerlo en su puesto hasta que se aclare si en su vida anterior hizo algo reprobable. Control de daños. Misma razón que ha llevado a Pablo Casado a desoir las presiones que ha tenido para meter en las listas al ex ministro del Interior y sus más directos subordinados.