Tres ingenieros de la compañía israelí M-Systems, de nombres Ban, Moran y Ogdan, le disputan a la IBM la paternidad de este artilugio que se fabricó, por primera vez, en 1999 y en el que han ido cabiendo cada vez más cosas mientras su tamaño, en sentido inverso, iba menguando y menguando. Los ingenieros israelíes lo llamaron “disk on key”, y los de la IBM, “flash drive”, pero los usuarios, entusiasmados ante el advenimiento de un disco duro portátil y diminuto hemos terminado por llamarlo “pincho” o, los menos coloquiales, ¡el “pen drive”! Qué gran invento éste del pen drive para ir almacenando todo aquello que te resulta de importancia, ¿verdad?, los archivos más importantes, los más sensibles, y podértelos llevar a todas partes contigo. Qué gran invento el del pen drive, piensa también la policía, cuyos investigadores tocan las castañuelas cuando, en pleno registro de la casa o el despacho del imputado, le encuentran un pen drive que promete acelerar la investigación en cuanto se le meta, con perdón, en la usb del ordenador de comisaría. Francisco Correa, el capo de la Gürtel, mantuvo en 2009 una conversación en la cárcel con su abogado en la que ambos se lamentaban del material que había caído en manos de la policía cuando ésta detuvo al contable de la trama. Con escasa pericia, el contable, al ver aparecer a la policía, escondió el pen en el bolsillo de su pantalón, signo que los agentes interpretaron, acertadamente, como que ahí guardaba lo gordo. Correa le dice a su abogado: “El puto pen drive, macho; sin ese pen drive no tendrían nada, es que me pongo malo de pensarlo”. El puñetero pen drive contenía una contabilidad B de las empresas de Correa, archivos en excel y en word en los que aparecían anotaciones de pagos a personas mencionadas por sus nombres completos o por sus siglas. Establecer quiénes eran esas personas y cómo y por qué cobraron se convirtió en la principal línea de trabajo de la policía, y fue a partir de aquel pen drive del contable como se llegó a L.B., identificado en la investigación de la Gürtel como Luis Bárcenas, tesorero del PP que en aquel tiempo era poco conocido por la opinión pública y que hoy, cuatro años después, y habiéndose convertido en una de las personas más populares de España, paradigma, ante la opinión pública, de la corrupción y el enriquecimiento ilícito, ha entregado al juez que instruye la causa su propio pen drive con cientos de documentos aún no revelados. Del pen drive del contable, en 2009, al pen drive del tesorero en 2013. Si el primero fue el primer gran impulso a la investigación de la Gürtel, este de hoy puede representar (depende de lo que haya ahí) el momento en que este caso pasa, definitivamente, a otra dimensión. Hasta hoy había unos papeles que nadie reconocía como suyos y que, por tanto, no cabía afirmar sin ningún género de duda que significaran ingresos irregulares del partido y reparto de cantidades en efectivo a ministros que, precisamente por serlo (ley de incompatibilidades), sólo podrían haberlo cobrado en negro. Hoy ya existe un autor, que fue gerente del partido casi veinte años, y que afirma él lo que allí anotó y lo que significa. Hoy Bárcenas, reconvertido de obstructor de la investigación en devoto colaborador con la justicia, le ha dicho a Ruz que la respuesta que le dio la última vez que le preguntó por los papeles fue una milonga. Igual se acuerdan de lo que le respondió entonces: “Cómo va a ser esa mi letra, señoría, y cómo voy a llevar yo un libro de cuentas como ése, si es una chapuza, un libro de tendero, yo soy de las nuevas tecnologías”. Ahora ya los papeles ni son chapuza ni son libro de tendero: son sus apuntes del dinero que entregaban los donantes y el uso confidencial que se hacía de una parte de ese dinero, en pago de sobresueldos en metálico a altos cargos del partido, por ejemplo, sostiene, 25.000 euros a Rajoy y otros 25.000 a Cospedal en billetes de quinientos en marzo de 2010, cuando Bárcenas, por cierto,ya no era tesorero. Formalmente. No hay “recibís” porque sostiene el ex tesorero que ni acusaban recibo los perceptores ni acusaba recibo el partido cuando recibía donaciones. Ha entregado el cuaderno completo, que incluye los años que hasta ahora no han aparecido en prensa, ha entregado el pen drive y ha soltado la lengua. Porque el juez, naturalmente, al tener delante de pronto a un señor que admite ser autor de unos papeles que se están investigando, le pregunta qué significa lo anotado y qué más puede añadir sobre el procedimiento de financiación allí reflejado. Y Bárcenas ha dicho expresamente que entre los receptores de pagos en metálico estuvo Rajoy y ha estado Cospedal, y que el partido ha movido dinero (recibido y repartido) que no aparece en las cuentas oficiales entregadas, y fiscalizadas, por el Tribunal de Cuentas.
Casi a la vez que los acusadores de Manos Limpias iban contando a los periodistas, esta tarde, lo que había pasado con Bárcenas, en la Moncloa comenzaba la rueda de prensa de Rajoy con el primer ministro polaco, tres de la tarde. Los primeros veinte minutos fueron muy interesantes...para los ciudadanos polacos y para las compañías eléctricas, porque se extendió el presidente en nuestra incomparable amistad con Polonia, la reforma energética y el déficit de tarifa. Pero estaban allí los periodistas españoles como el toro en toriles, pateando la arena esperando a que el portón se abriera. Cuando se abrió, sólo para formular dos preguntas que se habían pactado entre todos los medios y que iban a formular El Mundo y la Agencia Efe, el presidente dio la palabra al diario ABC, cuyo periodista no había participado de ese pacto previo y que habló ya, en el preámbulo de la pregunta, de “el chantaje fracasado de Bárcenas”, marcando el terreno de juego: quede claro que es chantaje y que ha fracasado. El presidente aprovechó el terreno allanado para caminarlo. “El estado de derecho no se somete a chantaje”, dijo. “Ni se ha producido ni se va a producir ningún tipo de presión a la policía, la administración judicial y la agencia tributaria. Y la prueba de que no se ha producido son los SMS”. En la segunda y última pregunta se repitió en lo mismo, añadiendo esto que ya ha dicho en los encuentros off the record que mantuvo con periodistas la semana pasada: “No se puede pedir a un presidente que salga cada día a desmentir lo que dice un ex tesorero”.
La insistencia de los portavoces del gobierno, y del PP, (hoy del propio presidente) en subrayar que los SMS entre Bárcenas y Rajoy sólo prueban que el primero intentó un chantaje que rechazó el segundo le plantea, a quien insiste en ello, dos problemas. El primero es que, cuando uno da por hecho que ha habido intento de chantaje, es que admite que el chantajista está en condiciones de plantearlo. El chantaje, ¿en qué consistió? O me quitáis a los fiscales de encima y me libráis de la cárcel,... ¿o qué? Qué es lo que Bárcenas está en condiciones de hacer o de revelar que cause grave perjuicio al partido y al gobierno. Si dices que te chantajea, cuenta por qué sabes que te puede chantajear. El segundo problema es que, en los SMS publicados, se aprecia, es verdad, una insistencia de Bárcenas para que se hagan cosas que el gobierno, luego, no hace (esto es lo que Moncloa presenta como la prueba de que no se cedió, porque, en efecto, ni hubo cambio de fiscales ni se apartó del cargo a ningún ministro), pero siendo eso así, las respuestas que Rajoy da a las exigencias de Bárcenas están lejos de ser un indignado “tú a mí no me chantajeas”, o un contundente “deja de pedirme que haga lo que no debo”. Esta contundencia que hoy mostró el presidente en la Moncloa, es una lástima, no se aprecia en los SMS ayer conocidos. Y habría ayudado mucho a Rajoy que se apreciara. Porque esto es lo que alimenta la duda sobre la verdadera actitud que ha tenido el presidente del gobierno en todo este asunto, probado ya que todo aquello que se nos contó en 2009 sobre la dimisión del tesorero y su abandono de Génova 13 fue un cuento. Si a la primera insinuación de Bárcenas el presidente le hubiera enviado un SMS que dijera lo que ha dicho hoy, no habría seguido insistiendo el ex tesorero en la confianza de que sus demandas acabarían siendo atendidas. Porque Bárcenas se ha pasado un año y medio creyendo que, con su partido en el gobierno, su horizonte penal quedaría despejado. Y alguien, si no Rajoy, alguien próximo a Rajoy, ha estado alimentado esa confianza. Quién sabe si a través de SMS que Bárcenas, previsor, también conserva.