OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Al césar lo que es del césar, Sánchez se lo propuso y lo logró"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la aprobación de la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados.

Carlos Alsina

Madrid | 15.03.2024 08:25

Al césar lo que es del césar. Seamos justos. El césar se propuso que el Congreso le aprobara una amnistía ---ley de impunidad--- y el césar pudo celebrar ayer que ha ganado la partida. La celebración pudo parecer fría, sin el coro aquel que cantaba 'sí, se puede, sí se puede' cuando la moción de censura ---se nota la ausencia de Pablo Iglesias en la organización escénica----, podrá alegarse que para ser una ley histórica, un hito, un acontecimiento planetario tras el que España nunca volverá a ser la misma, el calor popular brilló por su ausencia y no hubo colectivo alguno que siguiera la votación, qué te digo yo, en una explanada con pantallas gigantes, en un estadio con banda de música, en la Diagonal de Barcelona con fuegos artificiales y mascletá.

Para ser la mayor aportación que ha hecho nunca España a la concordia, referente mundial dijo el ministro, la cosa quedó un poco mustia, como si el número de españoles entusiasmados, y emocionados, con la amnistía fuera exactamente ciento setenta y ocho, los que la han votado; como si la euforia nacional se redujera a los políticos que estaban allí, los políticos que, con su voto, han amnistiado a otros políticos.

Pero, al césar lo que es del césar, Sánchez puede sentirse orgulloso porque se lo propuso y lo consiguió. Y no será porque no haya tenido que vencer resistencias y obstáculos. El 23 de julio, por la noche, mostró su determinación a convertir a Puigdemont en uno de los suyos. Habrá quien diga que es él quien ha acabado convirtiéndose en uno de los de Puigdemont, pero son insidias.

El presidente ha coronado la fatigosa negociación de esta ley sin cruzar su línea roja. Su línea roja es no permitir bajo ningún concepto que Puigdemont sea tratado en España como un ciudadano más, como un imputado más, como un malversador más, como un político que delinque más. Y la línea roja la ha respetado. Batallar, ha batallado en la negociación. Empezó con el independentismo exigiendo impunidad integral, para todos y por todo.

Y dijo el presidente: ah, no, sólo por cosas muy del procés y muy acotadas en el tiempo. Insistieron los puigdemones: integral, integral. Desde 2011 hasta ahora mismo. Y el presidente, dejándose la piel, negoció, renegoció y acabó aceptando desde 2011 y hasta ahora mismo. Dijeron los puigdemones: incluidos los cdr y los tsunami. Y el presidente, dejándose la piel, volvió a negociar, y renegociar y acabó incluyendo a los cdr y los tsunami. Dijeron los puigdemones: y la malversación, y el terrorismo y la traición, por si acaso.

Y el presidente negoció, renegoció, se dejó la piel y acabó metiendo un poco de terrorismo ---sólo si es flojo--- y un poco de traición ---sólo si se traiciona sin fuerza---. A cambio, exigió el presidente a los amnistiados: renuncia a la vía unilateral, asunción expresa del marco constitucional, garantías de que no volverá a haber un procés. Rezongaron. Pero el presidente, ya curtido, negoció, renegoció, se desolló, y logró no sólo que no renuncien a nada sino que expresamente digan que están deseando retomar el procés donde se quedó.

"Al césar lo que es del césar. Se propuso que hubiera amnistía y ganó"

¿Con la mayoría de la sociedad en contra? Sí, pero eso es porque la gente es lenta. Ya se lo agradecerán. ¿Sin garantía de que la legislatura perdure? Bueno, ya se sabe que los independentistas son muy de gesticular. Hasta Pere Aragonés, que es el más sobrio en sus gestos, tuvo el gesto de avisar al gobierno de que el adelanto electoral iba en serio. O sea, que ni Presupuestos del Estado ni mayoría estable en el Congreso.

La conjunción progresista-separatista aprobó, a la vez que la amnistía, el cese temporal de convivencia. Mientras Sánchez aplaudía a Bolaños y Bolaños aplaudía a la bancada socialista (para que nadie diga que se aplaude a sí mismo), los futuros amnistiados hacían saber que ahora van a por la autodeterminación. Ni un segundo de respiro para el César. Ni saborear su histórica victoria le han dejado. Triunfador y todo, ya están volviéndole a apretar. ¡Leales independentistas regresados a la normalidad de la España reconciliada, es el César, no una vaca lechera! Ordene Puigdemont que lo dejen de ordeñar.

En el calor de la victoria, aventuró el progenitor B de la nueva criatura legal, Ministro de Justicia y Amnistías (una cosa y su contraria) Félix Bolaños una de esos pronósticos que han hecho del actual gobierno, leyenda. De los autores de habrá presupuestos

llega ahora la legistura hasta el final.

De nada. Conociendo los antecedentes, si el gobierno dice que la legislatura llegará hasta 2027 de lo único que cabe estar seguros es de que no llegará.

Ni siquiera el día que hizo historia aprobando la ley más bondadosa que existió nunca pudo entregarse el gobierno a la celebración porque estaban de caras largas Pedro y Yolanda, Yolanda y Pedro. El tándem renquea. A Díaz la ven los socialistas cada vez menos líder de su sopa de siglas. Primero se le fueron los diputados de Podemos y ahora se le ha emancipado En Común torpedeándole la negociación de los Presupuestos. ¿Cuál es el peso real de la vicepresidenta dos si sólo puede garantizar el sentido del voto de Sumar, partido siempre en puertas de ser fundado?

Ella se duele de que le endosen este muerto y se pregunta ---y es una pregunta oportuna--- dónde está escrito que porque haya elecciones en Cataluña no se pueda presentar un proyecto de Presupuestos a las Cortes.

Díaz, a diferencia de Sánchez, sí recuerda lo que éste sostenía en 2018.

Tiene razón Sumar y tiene razón En Común: la Moncloa ha abortado por su cuenta el proyecto de Presupuestos alegando una cosa tan elástica como que el tablero político ha cambiado. La señora Albiach señaló ayer aquí que ni Esquerra ni Junts han dicho que no fueran a apoyarle los Presupuestos a Sánchez.

Pero resulta que la vicepresidenta uno, Montero, sí ha escuchado lo que Albiach no ha oído. Esquerra y Junts le han manifestado su posición al gobierno, atención, a través de los periodistas.

A través de los periodistas los diferentes grupos parlamentarios han hecho llegar al gobierno que no es buen momento para hablar de Presupuestos. La idea que tiene el gobierno de la vida parlamentaria y de sus obligaciones con el Parlamento es cada vez más vaga. Incumplir su deber de procurar un proyecto de Presupuestos que las Cortes puedan debatir y alega que es que no aconseja que sea el mejor momento. ¿El mejor momento para quién? Con los grupos parlamentarios, que son nueve, no dos (hay más grupos aparte de los independentistas catalanes), no se ha reunido ni una vez el gobierno para sondear su voto a los Presupuestos. Al Congreso sólo se va a ganar votaciones o a hacer oposición a la oposición. Lo demás, para qué.

Montero leyó una noticia cuatro horas antes de que estuviera publicada

Tiene una relación cada vez más dependiente la vicepresidenta uno de los periodistas. Ahora sabe por los medios que los Presupuestos no saldrían adelante. El otro día dijo que había leído en los medios que el novio de Ayuso se había comprado el piso con comisiones de las mascarillas. Lo leyó cuatro horas antes de que El País y ElDiario publicaran nada parecido.

Lo leyó cuatro horas antes de que estuviera publicado ---qué olfato--- y lo leyó mal. Nadie publicó que el piso se hubiera pagado con comisiones de mascarillas. Lo más parecido a eso fue que había ganado dinero con las mascarillas y que después del fraude fiscal se compró el piso, que no es lo mismo. Quien vinculó el piso con las mascarillas fue la ministra de Hacienda. Sólo ella. Ayer le preguntaron a la ministra de Hacienda si reveló datos del informe tributario.

A mí que me registren.