OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Los frugales no se rinden y Sánchez afloja"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la evolución de la pandemia en España y sobre la negociación entre los gobernantes europeos para fijar la cantidad de dinero, y las condiciones, que recibirá cada país para hacer frente a la recesión ya comenzada.

ondacero.es

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Han llegado las nubes. Los nubarrones. El cielo que parecía despejado se va cerrando y amenaza con traernos un verano muy inestable. No es la previsión meteorológica. Es la previsión sanitaria y es la previsión de alta política europea. Por eso es grave. Los planes se tuercen.

Los dos asuntos más relevantes de la semana son la evolución de la epidemia en España ---que no es buena--- y la evolución de las negociaciones entre gobernantes para fijar la cantidad de dinero, y las condiciones, que recibirá cada país para hacer frente a la recesión ya comenzada. Y esta negociación tampoco evoluciona bien. Para lo que le conviene al Estado español y al gobierno español, se entiende.

El gobierno español afloja. Afloja en el optimismo que exhibió cuando la señora Von der Leyen, comisión europea, hizo su propuesta y afloja en el tono que emplea para referirse a los gobiernos reticentes, los frugales, que no son sólo Holanda y Suecia. Hay otros que están detrás aunque hablen menos. Dijo el presidente ayer en Berlín, poniendo tono de comprensión infinita, que todas las posiciones que hay en Europa son legítimas. Ninguna es mejor que otra. La táctica, un poco tosca, de presentarnos los del sur, España, Italia, como los europeístas de pedigrí, los europeos buenos, constructivos, solidarios, comprometidos, frente a los malvados europeos del norte, egoistas, insolidarios, destructivos, no parece que funcione en una negociación como ésta. Puede servir para hacer campaña en favor de uno mismo, ante la parroquia nacional, pero no mueve un milímetro la posición de los de enfrente.

Ya se vio, por cierto, en la crisis de 2008, cuando la bruja del cuento era Alemania, Ángela Merkel caricaturizada con bigotito hitleriano porque venía a matar de hambre al sur de Europa para quedarse con los restos. Admitamos que en España nunca hecho mucho esfuerzo en entender las razones de quienes están en posiciones diferentes a las nuestras. No debiera indignarnos tanto que ellos tampoco se esfuercen mucho en entendernos a nosotros.

Aquí todos somos parte interesada. Sin el auxilio financiero europeo por el que estamos batallando no tendríamos por dónde empezar para financiar nuestro estado en recesión. Como admitió aquí la ministra de Exteriores, González Laya, podemos discutir las condiciones del fondo de recuperación, pero no el fondo mismo porque no hay plan B.

Siendo, como somos, de los más necesitados no queda otra que moderar los discursos e ir pensando en rebajar nuestras aspiraciones para que otros rebajen las suyas.

La euforia gubernamental española por el fondo de recuperación ha ido a menos desde que se anunció a finales de mayo. Hace ahora un mes el presidente lo veía todo más factible. Sonaban a gloria los 140.000 millones de euros, y contábamos con el apoyo de los dos portaviones europeos: Francia y Alemania.

Tener detrás a Macron y Merkel parecía la garantía de que el pulso se resolvería a nuestro favor. Pero justo esto es lo que quedó en cuestión la semana pasada en la votación del Eurogrupo. Calviño tenía detrás a la sexta flota europea y, sin embargo, naufragó.

Sánchez comprobó el lunes en La Haya que al holandés ya podemos llamarle aquí de todo que, con eso, no se rinde. Y comprobó ayer en Berlín que la señora Merkel (antigua bruja y ahora, hada madrina) no manda más en esto de lo que mandaba en la votación del Eurogrupo. Merkel le dijo ayer a Sánchez que afloje. Mejor un acuerdo, el que sea, este fin de semana que un desacuerdo que lo deje todo en el aire. Esto en alemán se dice: más vale pájaro en mano que el cuento de la lechera con su cántaro de 140.000 millones libres de cargas volando.

Hubiera sido un acontecimiento. Qué digo yo, ¡un hito! Si la ministra de Igualdad del gobierno de España hubiera aprovechado su presencia en el Senado para proclamar que ninguna mujer adulta necesita que un hombre le oculte que ha recibido fotos y vídeos íntimos de ella para evitarle la presión de saberlo. Hubiera sido un momento memorable si la ministra hubiera antepuesto su deseo de proclamar ese mensaje al hecho de que el hombre en cuestión es su jefe político y su pareja. El mensaje que aquí dejó la semana pasada la diputada de Podemos Gloria Elizo.

La señora Elizo es de Podemos, sostiene que su partido fue espiado ilegalmente por la policía patriótica del PP, sostiene que el robo que sufrió Dina Bousselham tuvo como objetivo conseguir munición para disparar en los medios contra Podemos, pero eso no le impide criticar un comportamiento que considera machista o paternalista. La ministra de Igualdad, a quien el PP en el Senado quiso poner ayer en el apuro, prefirió no hacerlo.

La ministra no se pronuncia. Ni para criticar un comportamiento machista ni para hacer suya la tesis del compañero Iglesias: la doctrina sobre las mujeres de veintipico.

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