OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "A descansar, españoles, a descansar"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los posibles pactos tras las elecciones generales del 23J, donde Pedro Sánchez tendrá que pasar por el aro del independentismo vasco y catalán o no habrá investidura posible, mientras que la investidura de Feijóo es aún más improbable.

Carlos Alsina

Madrid | 25.07.2023 08:44

Felicidades a nuestros oyentes de Compostela. Felicidades a quienes hoy no trabajan, festivo en unas cuantas regiones. Felicidades a los Jaimes, los Jacobos, los Yagos, los Santiagos. Y a España, así, en general, porque hoy es el día del patrón que defiende y protege el país, no está claro a estas alturas de quién: 25 de julio, día de Santiago. El mayor. Apóstol.

Segundo día de amarga digestión de los resultados

Contaba un diario la semana pasada, cuando aún había medios que daban por hecha la mayoría absoluta de la derecha y afirmaban como un hecho -no una posibilidad- que Feijóo presidiría el nuevo gobierno de España que este martes regresaría el candidato a su tierra gallega en una suerte de peregrinación de agradecimiento a los votantes y de exaltación de su liderazgo. Viajará a Galicia en regreso triunfal, decía, como presidente in péctore.

Los planes, en política, no los carga el apóstol sino el diablo. Y las comparaciones también. Lo que, según la leyenda, regresó a Galicia fueron los restos del apóstol en una barca de piedra. Que como imagen para este segundo día de amarga digestión de los resultados no parece que pueda ser muy del agrado del ganador derrotado.

Un día has vencido a Sánchez y eres el gigante por el que la derecha española suspiraba y al día siguiente te has quedado corto de escaños y eres la decepción que a la derecha española le incomoda

La política es así: un día has vencido a Sánchez en el debate de televisión y eres el gigante por el que la derecha española suspiraba y al día siguiente te has quedado corto de escaños y eres la decepción que a la derecha española le incomoda.

El survivor, el soldado Sánchez

Feijóo tuvo el acierto ayer de ofrecer el discurso que pronunció ante la dirección de su partido en abierto, es decir, para todos los ciudadanos a los que pudiera interesar. Sánchez, como viene siendo tradición, no puso ni plasma. Todo lo que se pudo ver de la reunión de la Ejecutiva socialista fue el momento en el que ovacionan al survivor, el soldado Sánchez, superviviente de la ola conservadora que se quedó en olita y aspirante a permanecer en la Moncloa aun habiendo perdido las elecciones.

El líder del PSOE ha decretado silencio administrativo. No hubo rueda de prensa al terminar y no hubo desfile de portavoces por los medios. La versión oficial dice que hay que dejar descansar a los españoles, alabado sea el presidente. Y que no hay prisa para empezar a tejer alianzas con vistas a una investidura porque primero le corresponde a Feijóo intentarlo.

Sánchez confía en que Feijóo se cueza en su propia salsa: a medida que su investidura vaya siendo cada vez más remota, crecerá el malestar interno y las dudas sobre su liderazgo

La versión menos oficial, lo que dice que Sánchez confía en que Feijóo se cueza, así, en su propia salsa: a medida que su investidura vaya siendo cada vez más remota (y hoy ya lo es bastante) irá creciendo el malestar interno y las dudas sobre su liderazgo. Veremos.

En el PP están como si les hubiera atropellado un tranvía

Que en el PP están como si les hubiera atropellado un tranvía salta a la vista. Y que tratan de que España no olvide que quien tiene 136 escaños, más que nadie, es Feijóo, también. De todo lo que expuso ayer el ganador-derrotado quizá lo más inesperado es que Sánchez y él han hablado. Bueno, hablado… de aquella manera. Unguasap. Que le hizo llegar Sánchez. Dices: para felicitarle por la victoria, es una tradición. Pues va a ser que no. Sánchez no felicita. Salvo a los propios. Y a Page tardó casi un día, acuérdese.

Y ya está. Qué misterio. Cuando esté rematado el escrutinio, con el voto de los residentes en el exterior, hablamos. Hablamos, ¿de qué? Imagino que en el PP deben de estar todavía preguntárselo: ¿qué querrá Sánchez? Del presidente todo el mundo espera siempre que salga por donde nadie calculaba, pero en esta ocasión no parece que haya muchas opciones. O pasa por el aro del independentismo vasco y catalán o no hay investidura posible.

Que Feijóo sea capaz de armar una investidura hoy no le ve nadie

La de Feijóo es aún más improbable porque no tiene ni aro. En las cuentas mágicas del PP les sale que si lograran que el PNV, Coalición Canaria, Vox y la Unión del Pueblo Navarro votaran que sí, Feijoo sería presidente. Después de sus contactos de ayer sólo tiene un sí, el de Unión del Pueblo Navarro. Donde había 136 del PP ahora hay 137. Sólo le faltan 39. Ni Tom Cruise. Y el PNV ya ha levantado el cordón y no quiere ni escuchar lo que tenga que decirle el partido que más apoyo ha recibido de los ciudadanos. Muy dialogante el PNV, pero sólo para investir a Sánchez con Bildu y el resto de la familia. Ortúzar se lo comunicó a Feijóo anoche y Rafa Latorre le preguntó a Cuca Gamarra.

Que Feijóo sea capaz de armar una investidura hoy no le ve, en realidad, nadie. Ni siquiera si el voto del exterior le diera un escaño más en Madrid. O en Girona, donde han quedado a 360 votos de lograrlo. En rigor, la esperanza del PP no es que Feijóo obre el milagro, sino que Sánchez sea incapaz de obrar el suyo y acabe habiendo elecciones de nuevo.

La esperanza del PP no es que Feijóo obre el milagro, sino que Sánchez sea incapaz de obrar el suyo y acabe habiendo elecciones de nuevo

Sobre el papel lo tiene más factible el actual presidente, pero a él las condiciones que le ponen sus posibles aliados no tienen que ver con tener ministros o pactar inversiones. Van mucho más allá incluso de lo que está en su mano prometer.

Amnistía y autodeterminación, el precio que ponen los de Junts

Esto es: amnistía y autodeterminación. El precio que le van poniendo ya los de Junts. El peaje puigdemoníaco que Sánchez no está en condiciones de pagar en estos términos. Podrá ofrecerles un sucedáneo o veintisiete mesas de diálogo, pero la autodeterminación y la amnistía requieren de una reforma constitucional. Y por mucho que haya sobrevivido al plebiscito, carece de fuerza parlamentaria suficiente para afrontar semejante vuelco a la regla fundamental de nuestro país.

Tener al independentismo catalán planteando precios imposibles, tener al independentismo vasco reclamando lo mismo para no ser menos (y porque el frente independentista que no flaquea es el que forman Otegi y Junqueras) no es tampoco un escenario de coser y cantar. Lo dijimos aquí ayer: que tu continuidad en el gobierno, al cabo de cinco años gobernando, esté en manos del enemigo público número uno de la justicia española tampoco es que sea la carta de presentación de un triunfador. Superviviente, sí. Triunfador, no parece.

Que sea el socio menor el que lidie con la negociación embarazosa

Decretado el silencio en el PSOE -a descansar, españoles, a descansar- se reedita la estrategia de la investidura anterior: que sea el socio menor el que lidie con la negociación embarazosa. Si en 2020 fue Iglesias quien fraguó el bloque de la investidura fruto de su idílica relación con Otegi y con Junqueras, en 2023 es Yolanda quien se encarga de la tarea. Encarnada en Jaume Asens. Ex diputado, y abogado, que tiene línea directa con Puigdemont.

Iglesias, que aún existe, emplaza a Sánchez a dar la cara y enviar a su secretario de organización a Waterloo a negociar. No vaya a parecer que Podemos desea que la investidura naufrague y haya que volver a las urnas. Volver habiendo ya contrastado el tirón electoral de Yolanda Díaz. Que, escuchando a Ione Belarra, ha resultado ser poca cosa.

Yolanda no ha sido el fenómeno que sus publicistas aseguraban

Los números avalan lo que dice Belarra. La euforia con que compareció en la noche electoral Yo Yolanda puede explicarse porque también ella se veía ya en la oposición y peleando por su propia supervivencia, pero no se explica por el pobre resultado que ha conseguido su marca. Lejos de lo que una vez fue Podemos y sin lograr superar a Vox en la tercera plaza. Podemos tiene razón. Yolanda no ha sido el fenómeno que sus publicistas aseguraban.

La euforia con que compareció en la noche electoral Yo Yolanda puede explicarse porque también ella se veía en la oposición

Sánchez convocó por sorpresa hace dos meses porque le parecía urgente clarificar a quién quiere España al frente del gobierno y para hacer qué. Más urgente, aún, dado que ejercemos la presidencia rotatoria de la Unión Europea. No se sabe si él tiene claro a quién han bendecido los votantes para que les gobierne, con qué alianzas y para aplicar qué programa, pero la impresión general es que clarificar, lo que se dice clarificar, las elecciones del domingo no lo han clarificado del todo.