Buenos días, Carlos
No sé si sabrás que en Suecia tienen una Agencia de Defensa Psicológica. Y está en alerta máxima justo en vísperas de las elecciones que tienen este domingo. En España no tenemos una Agencia para la Defensa Psicológica, no confundir con la proposición de ley de salud mental que lleva un año paralizada en el Congreso. Esta agencia sueca no tiene que ver con salud mental, sino con la informativa.
Es un organismo que pusieron en marcha a principios de este año para defenderse de la desinformación rusa. No es un Ministerio de la Verdad, como con malicia se llamó a aquel intento fallido y mal diseñado de luchar contra las noticias falsas.
La sueca busca campañas de desinformación extranjeras y no las censura, pero da las claves para desenmascararlas. Y ahora está en alerta máxima por el aumento de los bulos que circulan y la posibilidad de que ocurra 'algo excepcional', dicen, antes de las elecciones.
La desinformación rusa lleva aumentando allí, curiosamente, desde que Suecia decidió entrar en la OTAN. Los temas más frecuentes son la inmigración, los delitos violentos y la energía. Y podría estar beneficiando al partido populista con raíces neonazis, que en las encuestas ya supera a los Moderados como el segundo partido más grande de Suecia.
La propaganda rusa también infló este verano la polémica absurda sobre Sanna Marin, acusando a la primera ministra de Finlandia, ya ves tú, de salir a bailar después de meter al país en la OTAN. No está claro el alcance de todo esto, pero es para preocuparse. En la República Checa este fin de semana han salido 70.000 manifestantes exigiendo un acuerdo de gas con Rusia y el fin de las sanciones. Se juntaba la extrema derecha y la extrema izquierda. Algunos con camisetas pro-Putin.
¿Moraleja?
Rusia ha cerrado el grifo del gas a Europa y ha vuelto a abrir con fuerza el de la desinformación: uno enfría Europa, el otro la calienta.