Buenos días, Carlos
La vicepresidenta Yolanda Díaz está buscando la manera de limitar los precios de una cesta de alimentos básicos para que las familias puedan hacer frente a la subida del pan, el aceite, los huevos y todo lo demás. Su propuesta no gustó ni a sus socios de Gobierno, que dudaban abiertamente de su legalidad, ni a los empresarios, y ni siquiera a los de Podemos, aunque ya se han subido al carro.
Yolanda Díaz dijo desde el principio que no proponía imponer un límite e intervenir los precios, sino buscar colaboración del sector para abaratar los precios de alimentos básicos. Poco a poco ya no parece tan descabellado. Sea por compromiso social o por oportunismo comercial la bajada de precios ya está consiguiendo adeptos también entre algunas empresas. Carrefour ha dado el paso y ha lanzado una cesta de la compra con 30 productos básicos a 30 euros. La vicepresidenta Yolanda Díaz se reúne hoy con ellos.
Poco a poco la vicepresidenta va estando menos sola. Las formas pueden discutirse, pero en el fondo acierta. Una cesta de la compra más asequible seguramente sea lo que más preocupa ahora mismo junto con el precio de la energía. De hecho, ambos están muy relacionados.
Si miramos más allá de las rencillas en el ombligo del Gobierno y miramos a Europa, queda más clara la dimensión del debate. Mientras Putin amenazaba ayer con congelar Europa, los sindicatos de agricultores europeos y las grandes asociaciones de productores alertaron de que el problema en el continente ya no solo van a ser los precios de los alimentos, sino que algunos van a escasear porque ya no compensa producirlos. La energía es fundamental desde el fertilizante hasta la cosecha y la refrigeración y por supuesto el transporte. Muchas frutas y verduras se pueden comer todo el año porque se almacenan en cámaras frigoríficas que empiezan a ser demasiado caras para que compense conservarlos, ya sean kiwis o tomates.
¿Moraleja?
Mientras Putin amenaza con que los europeos nos congelemos, habrá que buscar más acuerdos para ver qué comemos.