Me alegro por el Alavés en la misma medida que me hubiera alegrado por el Celta. Que los grandes equipos no acaparen las finales demuestra la buena salud y la buena gestión de algunos clubes con menos recursos. Josean Querejeta, responsable del milagro del Baskonia, parece dispuesto a seguir los mismos pasos con el equipo de fútbol. Que disfruten de la fiesta en Vitoria que ya tendrán tiempo de pensar en Messi.
Lejos del fútbol, el caso Zozulya ha degenerado en un asunto que está reuniendo a lo peor de cada casa. Como siempre, las redes sociales son el vertedero del odio. Un rapero ha deseado que se estrelle el avión del Betis porque los jugadores cometieron el terrible delito de apoyar a su compañero. La vergüenza ha sido todavía mayor al saber que un concejal del ayuntamiento de Sevilla ha dicho que le dan asco los futbolistas del Betis. Por lo visto, la solidaridad sólo se puede practicar con ciertos trabajadores. Otros no merecen ni la presunción de inocencia. Deberían saber todos estos falsos soldados de la integridad que la esencia del nazismo no es posar con un rifle, sino propagar el odio, justo lo que ellos están haciendo.