Hace dos meses las discusiones populares giraban en torno al Barça y al Madrid, Messi, Bale, el VAR, los árbitros… Ahora todo eso ha desaparecido en esas conversaciones domésticas, en esas llamadas de amigos.
Te hablan de la nueva serie que les ha enganchado, de lo decepcionante que estuvo el ministro o la ministra, o de la brillantez de tal o cual médico. Incluso se está hablando de literatura más que nunca, porque hemos perdido mucha vida y mucha libertad estos días, pero hemos ganado mucho tiempo. Y hemos vuelto a leer como cuando lo tenemos en vacaciones, solo que las vacaciones como también las programamos, quedan hipotecadas a viajes, visitas, compromisos, en esta ocasión el tiempo nos ha caído del cielo y con la obligación de utilizarlo para nosotros mismos, y cada cual se lo gasta en lo que más le apetece; andar por el pasillo, el jardín, gimnasio, series, hasta la saturación, y ha aparecido la lectura. Y la lectura nunca falla, termina enganchando.
Es cierto, esta epidemia nos va a cambiar el mundo y nos va a cambiar a todos. El fútbol volverá, desconozco si con la misma fuerza hipnotizadora de antes, pero esta sociedad que le tiene que estar agradecida al fútbol y a nuestros deportistas, también habrá aprendido que se puede vivir sin fútbol, y que hay otras posibilidades que resultan apasionantes también. Insisto, volverán las competiciones, volveremos a apasionarnos con nuestros deportistas y nuestro fútbol, pero quizá ya no sea igual, porque no será lo mismo.