Panamá ganó a Costa Rica con un gol que no entró, un gol que le da la clasificación y que deja fuera del Mundial a EEUU. Estamos todos espectantes a ver qué hace la FIFA, si anula el gol, si manda repetir el partido porque hay precedentes, como el Sudáfrica-Senegal con un balón que dio en la rodilla de un jugador senegalés y el árbitro señaló penalti y se va a volver a jugar.
La FIFA puede mandar de nuevo repetir el partido o puede mirar para otro sitio, como hizo para otro sitio cuando con Francia, Henry se llevó con la mano el balón hace unos años. O puede que deje definitivamente fuera del Mundial al país más poderoso del mundo, donde están las grandes multinacionales que sponsorizan el Mundial.
Lo sabe la FIFA, como también sabe que allí está el FBI con sus muchachos, los mismos que entraron en su sede de Zurich y se llevaron a sus dirigentes con el presidente Blatter a la cabeza.
En todo caso, el tema se presta a la polémica y esta está asegurada sea cual sea la decisión.
Entre tanto, también pasa desapercibida la visita o la aparición inesperada o repentina de Villar ayer en la Federación. Llegó como el marido que se fue a por tabaco hace tres meses y se puso a repartir besos y abrazos a todos los empleados que se iba encontrando. Y me pregunto, ¿por qué puede pasar este tipo a la Federación si está suspendido?. ¿O es que puede pasar cualquiera? ¿O sólo los que han estado en la cárcel?.
Porque Villar, en sus alucinaciones, sigue pensando que va a volver. Lo peor de todo, es que entre unos y otros le deben dar alguna mala hierba que le hace ver así su futuro, porque no ha dimitido ni piensa dimitir y sus compinches siguen en la guarida de la Federación, mandan, deciden y lo que es peor: eligen a los árbitros de los partidos, que es el miedo de casi todos los presidentes.