El trueno fue la noticia que filtró el entorno de Oblak que se marchaba en el mercado que se abre ahora en Navidad. Oblak ha visto como se mejoraba el contrato de Griezmann y como el suyo quedaba en una promesa indefinida por cumplir y su representante lanzó la amenaza: se va.
No puede. Le faltan dos años de contrato por cumplir. Pero malo es tener a un futbolista descontento en un equipo y peor a un portero. De una u otra forma Miguel Ángel Gil lo tendrá que solucionar. Quiso hacerlo este verano con una carambola maquiavélica que no le salió. Especuló con la posibilidad de que el Madrid pagase la cláusula de cien millones que tiene Oblak, para pagar al Chelsea 40 por Courtois. Eso le proporcionaría 60 millones de beneficio y recuperaría uno de los mejores porteros del mundo por 40.
Pero el Madrid finalmente no picó, y esa operación la hizo directamente con el Chelsea por Courtois, y Oblak se quedó en el Atleti, que había hecho un esfuerzo económico muy fuerte por mantener a Griezmann, sabiendo Miguel Ángel Gil que ese esfuerzo traería daños colaterales. Hace días que viene ronroneando Diego Costa con la mejora de su contrato, y ayer estalló la tormenta Oblak. Debe ser difícil estar en el traje de Miguel Ángel Gil, estas cosas cuestan dinero, sueño y mucha salud.
Entre tanto, el Madrid anunciaba la confirmación de Solari como entrenador hasta 2021. Un contrato que es una firma en el agua, porque el Madrid no indemniza a ningún entrenador por más de un año. Osea que ¿de qué sirve este contrato hasta 2021? Lopetegui tenía tres años y solo ha cobrado este año. Es una norma que les dejan muy clara a los entrenadores cuando firman por el Madrid, y esa norma fue la que espantó a Conte. Pero es la que usa el Madrid. Y su presidente me dijo que la ha cumplido con todos.