Historia de una hipótesis
Por qué lo más viejo tiene más posibilidades de perdurar que lo más nuevo.
Primera sugerencia: si quieres saber cuánto durará algo no perecedero, algo que no está concernido por los límites de la vida natural...entonces, la primera pregunta que debes hacerte es cuánto tiempo ha existido. No estamos hablando ni de peras ni de manzanas, si no -más bien- de cosas, de lugares como la ciudad o el pueblo donde naciste. Y estamos preguntándonos por la longevidad de las cosas, por su futuro. Y en esa indagación llegamos así a lo que los filósofos llamarían una respuesta anti intuitiva: porque esa respuesta lo que dice es que algo durará más tiempo cuanto más viejo sea. Cuanto más antiguo, entonces, existirán más posibilidades de que perdure.
El planteamiento lo hace un tipo llamado Nassim Nicholas Taleb. Quién es el señor Taleb, se preguntarán unos cuantos de ustedes. Pues se trata de alguien que fue descrito como un antigurú. Taleb es el tipo que vio venir la crisis cuando todos la negaban, es el sujeto que previno de la que caída del sistema financiero antes de que en 2008 ese sistema se diera el gran batacazo. Taleb acostumbra a decir cosas bastante turbadoras. Por ejemplo, dice que la modernidad es tan compleja que no podemos entenderla del todo y, por tanto, somos vulnerables a acontecimientos que podrían ser tan imprevistos como mortíferos. A Taleb se le puede considerar un azote para los llamados expertos.
Según el planteamiento de Taleb es más probable que duré más en el tiempo la Casa de las Siete Chimeneas que cualquiera de los rascacielos de la Castellana. La Casa de las Siete Chimeneas está en la calle Infantas de Madrid, es un edificio que se conserva casi intacto desde 1574. De modo que es muy probable que dentro de 500 años la casa de las siete chimeneas esté mejor conservada que las cuatro torres del Business Area. Al contrario que con los seres vivos, con las cosas sucede que lo más viejo tiene más probabilidades de ser lo más perdurable. La Casa de las Siete Chimeneas puede parecer modesta y hasta vulnerable si la comparamos con edificios que se supone han sido construidos con la última tecnología arquitectónica.
El efecto del que estamos hablando está basado en razones excéntricas, pero impecablemente históricas. Y luego, y además, y más allá de la perdurabilidad de una cosa está su valor simbólico. Notre Dame con sus 800 años de historia, tras su incendio del mes abril, propició un clamor de generosidad en todo el mundo prometiéndose mil millones de euros para su reconstrucción. Mil millones. Ningún edificio moderno habría generado tanto arrebato. Y lo mismo que el efecto puede tener su validez para gran parte de las cosas, también podría tenerlo con las ideas. Qué sucede con las tendencias más rompedoras del momento, del ahora...pues lo más probable es que desaparezcan más pronto que tarde. En cambio, pensemos en los mitos: pensemos en que el verdadero misterio no puede ser derribado ni tan siquiera por la razón. Por eso, puede decirse que casi todo lo que vemos en el presente no es más que ruido. Sólo ruido.