Crónica improvisada gracias al wifi de un café de Nouakchott, la capital de Mauritania, donde hemos hecho noche, después de la paliza de carretera de ayer. Hicimos unos 830 kilómetros, aunque la pérdida de tiempo no está en la calidad del asfalto, sino en los innumerables controles de policía y en los trámites de la aduana entre Marruecos y Mauritania. Las casi 14 horas de la etapa de ayer nos permitieron ver el cambio de tonalidad de la arena del desierto, según avanza el día. Por la mañana, antes de amanecer, el anodino paisaje sin relieve. A mediodía, el blanco intenso, como consecuencia del sol abrasador. Al atardecer, el rojizo intenso de la arena del Sáhara. La próxima crónica será ya desde Senegal, sinónimo de buena música.
Día 8. Nouakchott
Crónica improvisada gracias al wifi de un café de Nouakchott, la capital de Mauritania, donde hemos hecho noche, después de la paliza de carretera de ayer. Hicimos unos 830 kilómetros, aunque la pérdida de tiempo no está en la calidad del asfalto, sino en los innumerables controles de policía y en los trámites de la aduana entre Marruecos y Mauritania. Las casi 14 horas de la etapa de ayer nos permitieron ver el cambio de tonalidad de la arena del desierto, según avanza el día. Por la mañana, antes de amanecer, el anodino paisaje sin relieve. A mediodía, el blanco intenso, como consecuencia del sol abrasador. Al atardecer, el rojizo intenso de la arena del Sáhara. La próxima crónica será ya desde Senegal, sinónimo de buena música.