De ahí la importancia de una educación, que va más allá de enseñarles a leer o a sumar. Primero hay que centrarse en que salgan adelante y tras acogerles, lo siguiente es mirarles como persona. Después ya viene la enseñanza tal y como la conocemos aquí. Una educación con todo el apoyo humano detrás, salvaría a más de 170 millones de personas que dejarían de vivir en la pobreza si todos los estudiantes de los países del Sur salieran del colegio sabiendo leer y escribir.