La irrupción del reggaetón y la música urbana ha transformado el panorama musical global, generando debates encendidos sobre gustos, identidad y cultura. En la entrevista, Oriol Rosell analiza cómo estos géneros se han convertido en la banda sonora de una nueva generación, desatando pasiones y críticas a partes iguales. Rosell, que se define como "no fan" pero estudioso del fenómeno, defiende la importancia de contextualizar y analizar la música popular desde una perspectiva amplia, reconociendo su diversidad y su impacto social.
Un fenómeno generacional y cultural
Durante la conversación, Rosell explica que el reggaetón es el género más odiado por los adultos y el favorito de los jóvenes y adolescentes. Subraya que es positivo que las nuevas generaciones tengan una cultura propia, distinta a la de sus padres, y que no comprenderla es algo natural y enriquecedor. "Me alegra saber que mis hijas tienen una cultura que no es la mía y que yo no puedo comprender y está muy bien no comprender su cultura, porque si no, ya me dirás tú qué aburrimiento", afirma el autor.
El origen y la transformación global del reggaetón
Rosell sitúa el punto de inflexión del reggaetón en la publicación de "Gasolina" de Daddy Yankee en 2004, canción que rompió barreras lingüísticas y normalizó el uso del castellano en la música popular global. Además, subraya el trasfondo social y migratorio de estos géneros, y cómo su éxito mundial ha generado recelos y prejuicios, especialmente entre adultos de clase media y origen español.
El papel de los prejuicios y el contexto social
El periodista aborda el sesgo de clase y colonial que existe en la percepción del reggaetón, recordando que la etiqueta "música urbana" ha servido históricamente para agrupar y homogeneizar estilos no blancos. También señala que estas músicas nacen de contextos sociales y económicos muy concretos, y que es fundamental contextualizarlas antes de juzgarlas.
La industria, la provocación y la era de TikTok
Rosell destaca la capacidad de la industria musical para asimilar y transformar fenómenos culturales nacidos fuera de los circuitos comerciales. En este sentido, apunta que la provocación y la transgresión son inherentes a la adolescencia y a estos géneros. Además, subraya la importancia de TikTok e Instagram como plataformas clave para la promoción y viralización de nuevos artistas y canciones entre los jóvenes.
Diversidad, autotune y nuevos referentes
El autor defiende la diversidad del fenómeno urbano y el papel central del autotune como "el sonido del siglo XXI". También reflexiona sobre la segmentación de la fama en la era digital, donde los ídolos juveniles pueden ser desconocidos para los adultos, y viceversa.