en la brújula

Qué es el grisú, el gas tras la explosión mortal en la mina Cerredo

La investigación continúa para determinar las causas del accidente ocurrido en el municipio de Degaña.

ondacero.es

Madrid |

Continúa abierta la investigación sobre la trágica explosión ocurrida en una mina de carbón en el municipio asturiano de Degaña, que se cobró la vida de cinco mineros leoneses. Aunque la empresa había superado una inspección rutinaria en septiembre del año pasado, expertos señalan que el riesgo cero no existe en este tipo de explotaciones.

La principal hipótesis que manejan los investigadores apunta a una explosión de grisú, un gas compuesto principalmente por metano que se forma junto con el carbón durante el proceso de carbonización de residuos vegetales.

"El grisú es un gas de metano que viene acompañado de otros gases como óxido de carbono y nitrógeno", explica Alfonso Vázquez, decano presidente del Colegio de Ingenieros de Minas del Centro España.

"Cuando hay una explotación minera, ese gas se va liberando. Si no se hace de forma controlada y alcanza concentraciones entre el 5% y el 15%, se convierte en una mezcla bastante explosiva. Cualquier pequeña chispa o llama puede entonces producir una explosión".

Respecto a las posibles causas del accidente, Vázquez considera prematuro aventurar hipótesis: "Hasta que no se finalice la investigación y los equipos de la Dirección de Minas del Principado de Asturias analicen las pruebas e indicios de la explosión, cualquier cosa que digamos sería muy arriesgada, ya sea por fallo de algún sistema o alguna imprudencia".

Sistemas de prevención avanzados

La minería española cuenta con modernos sistemas de detección de gas, muy lejos ya de los antiguos métodos como el uso de canarios. "España es uno de los países más seguros en cuanto a prevención de estos accidentes en el mundo", asegura Vázquez.

El principal método para reducir la concentración de grisú es la ventilación. "Todas las minas están obligadas a tener ventilación justamente para no llegar a ese 5% crítico", detalla el experto. "El grisú tiene el problema de que, como el gas natural, es inodoro e incoloro, por lo que no se detecta fácilmente. Lo que podemos hacer es evacuar ese gas y diluirlo con oxígeno mediante la ventilación".

Los protocolos de seguridad establecen que cuando los detectores marcan niveles cercanos al 2% de concentración, "se evacúa o se saca a los trabajadores de esa zona para evitar que pase lo que no queremos que pase", indica Vázquez.

Riesgo reducido pero nunca eliminado

A pesar de todos los avances, el experto reconoce que el riesgo nunca puede eliminarse por completo: "Es como cualquier actividad industrial. Hace 50 años, el número de accidentes era elevadísimo en la minería. Hoy en día estamos alrededor de cinco o seis fallecidos al año".

Con aproximadamente 30.000 trabajadores en el sector minero español, Vázquez señala que la tasa de accidentes mortales "no llega al 2 por mil de los trabajadores, lo cual indica que es una actividad muy segura". Sin embargo, añade una comparación reveladora: "El avión es el medio de transporte más seguro, pero cuando hay accidentes, el día que ocurre hay muchos fallecidos. Con la minería pasa igual".

Además de los sistemas de detección de gas, los mineros cuentan con equipos de autorescate que les permiten, en caso de detectar niveles peligrosos, "poder ponerse este sistema y preventivamente salir de la mina sin ningún riesgo", concluye el presidente del Colegio de Ingenieros de Minas.