"Hoy lunes me tengo que ir a trabajar. Me he levantado, pero me acuesto pensando en qué llamada voy a recibir. Si nos dirán que todo es mejor, si no hay nada más que hacer.
Y a todo esto me tengo que llenar de fuerza. Tengo el corazón roto por mi abuela, por la situación que vivimos, porque me voy a trabajar en unas circunstancias en las que no sé si dispondré de material necesario o protección para cuidarnos nosotros.
El protocolo era que las gafas protectoras se tiraban, pero como no tenemos suficiente material tenemos que lavarlas en alcohol. Hay afectaciones debido a los productos que usamos para limpiar las gafas.
Gracias a los ciudadanos que salen todos los días a aplaudirnos, es el chute de fuerza que necesitamos y lo que realmente nos recompone para luchar con esto. Pensemos en lo que hacemos con las personas, tanto familiares, pacientes, todos. Hay que salir de esto con el menor daño posible. Volvemos a ser personas, necesitamos ese contacto, acercamiento, ese cariño de nuestro entorno. No podemos privar de eso a paciente ni familiar.
Habrá que buscar medidas para que ese contacto sea lo más seguro posible. Que se den los recursos para que ese familiar entre. Cinco minutos de poder ver a ese paciente a lo mejor van a dar la calma para un día entero. Desde aquí quiero dar gracias a todos los que nos apoyan. Necesitamos cuidar bien a nuestra población".
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