Traigo el calor, los niños bebiendo de la fuente, los perros que jadean, manga corta, sol y moscas. Al fin terminó el invierno, no me digan que no se ha hecho eterno. Vamos entre el veranillo de San Miguel y la bomba atómica. Ah… todo va tan bien y tan mal que uno no sabe si hacerse una casa en la playa o un búnker.
Escucho al Gobierno en esa cosa dual. No hay dinero para una rebaja fiscal, en los presupuestos gastarán no sé cuántos mil millones más. Dicen que vamos bien, caray, o es que no lo vemos. Antes de la gran crisis de la deuda en Grecia, la campaña de los socialistas decía ‘Dinero hay’.
Luego está Marisú Montero que trae los presupuestos con farolillos y los madronas grana. Montero, aspersor de España, dispara los chorros de miles de millones que regarán el césped de la intención de voto de las próximas elecciones. El cheque de cien euros, el sueldo de los funcionarios, 19.000 millones más de subida de las pensiones.
Y lo del gasto en defensa, es más bello que la Victoria de Samotracia. Podemos dijo que no lo subiría un dos y ha tragado tragado un ocho, un poco como todo. Hay belleza en el intimo alivio de la rendición, ese momento en que Echenique dice: "Cojo la puerta y me quedo". Decían que iban a romper el Gobierno: mañana.