en la brújula

La vida sin sexo: ¿Ventaja o lastre evolutivo?

Estamos acostumbrados a que los animales tienen machos y tienen hembras y que la reproducción consiste en que ambos sexos se unen para producir descendencia. Y es verdad que este sistema es el más común, pero hay unas cuantas especies que toman caminos… diferentes.

ondacero.es

Madrid | 12.04.2023 20:51

Fíjense qué título nos propone Alberto Aparici para la sección de hoy: “La vida sin sexo: ¿ventaja o lastre?”. Aparici, buenas tardes. ¿Esto sigue siendo una sección de ciencia o vamos a hablar de otra cosa?

Certifico que esto sigue siendo una sección de ciencia. Os traigo este tema porque me encontré el otro día con un artículo que hablaba de un género de almejas, las Corbicula, que cuando se reproducen ¡sólo producen machos! Yo no conocía este fenómeno, y entonces pensé que damos muy por sentado el sexo. Estamos acostumbrados a que los animales tienen machos y tienen hembras y que la reproducción consiste en que ambos sexos se unen para producir descendencia. Y es verdad que este sistema es el más común, pero hay unas cuantas especies que toman caminos… diferentes. Y ahí están, tan ricamente.

¿Especies en las que el sexo no existe? ¿Qué no tienen machos y hembras? Bueno, esas dos preguntas parecen similares pero en realidad son diferentes. Te pongo dos ejemplos:

La mayor parte de caracoles son hermafroditas, o sea, todos los individuos tienen órganos sexuales masculinos y femeninos. Son, digamos, machos y hembras. Estas especies sí que practican el sexo: han de unir un óvulo y un espermatozoide para producir descendencia.

En la parte opuesta del espectro están, por ejemplo, algunas especies de geco, como el geco enlutado. En esas especies todos los individuos son hembras, no hay machos. Esas hembras no copulan, no practican sexo, pero cada mes o así ponen dos huevos, y de esos huevos salen… clones perfectos de la madre. Esto se llama partenogénesis, y estas especies parece que “no necesitan a los machos”. Son sociedades sólo de hembras.

Las almejas Corbicula son una mezcla de las dos: son hermafroditas, pero cuando se reproducen lo que nace es un clon… ¡del padre!, de la almeja que puso el espermatozoide. Así que ya ves que la naturaleza parece que explora todas las posibles maneras de tener descendencia.

Y son todas igual de buenas? Antes has dicho que lo más común es que una especie tenga machos y hembras y que hayan de tener sexo para reproducirse. ¿Es casualidad o es porque tiene alguna ventaja?

Bueno, a primera vista te podría decir que la reproducción sexual tiene varias desventajas, a pesar de que a nosotros nos parece “lo normal”. La primera es que los individuos han de gastar un montón de energía buscando pareja, y a veces cortejando a esas parejas. Compara con un geco de estos partenogenéticos, que lo único que ha de hacer es estar en la rama de su árbol y poner dos huevos; fin. Parece mucho más eficiente lo segundo que lo primero.

Y el segundo inconveniente es aún más fuerte: las especies, como nosotros, que tenemos reproducción sexual, necesitamos una pareja (el padre y la madre) para producir una camada. Comparemos otra vez con los gecos: en ellos cada individuo produce una camada, así que pueden producir el doble en el mismo tiempo. Si tuviésemos una población en la que algunos individuos se reproducen sexualmente y otros simplemente producen clones… claramente los clones se iban a comer el mercado. Al cabo de un ratito habría muchísimos clones y muy pocos individuos sexuales, que se extinguirían rápidamente.

Esto que acabo de describir tiene un nombre en biología: el coste doble del sexo. Reproducirse sexualmente es producir la mitad de lo que producirías si te clonas.

Pero esto ha de tener truco. Si eso fuese verdad la mayor parte de especies producirían clones, y es al revés. Bien visto. Tiene truco, y es que los clones son poco flexibles. Al ser todos iguales, en el momento en que una enfermedad puede matar a uno los puede matar a todos. O si tienen un defecto genético, ese defecto lo heredan los hijos, y los nietos y todas las generaciones posteriores. Así que los clones se expanden muy rápidamente pero también son eliminados muy rápidamente. En cambio, en la reproducción sexual, como mezclamos el ADN del padre y de la madre, cada hijo es diferente. Puede que uno tenga mala suerte y salga muy débil, pero su hermano será diferente y sobrevivirá. El dilema de la reproducción sexual no está aún totalmente resuelto, pero parece que la clave es que nos hace más adaptables, más flexibles.

Claro, pero ahora se me plantea otro dilema: si dices que producir clones es una mala idea ¿entonces cómo es que a los gecos les va bien haciéndolo? A los gecos y a las almejas, y a muchos otros! Pues parece que el secreto es que ninguna de estas especies es 100% clonadora. Aunque ésa es su forma principal de reproducción, a veces se produce un “error” en el programa. Los gecos, por ejemplo, de vez en cuando producen un macho en lugar de una hembra, y ese macho puede reproducirse de forma sexual y producir gecos que ya no son clones. En las almejas lo que descubre el artículo que me llamó la atención es que a veces el hijo no es un clon perfecto del padre, sino que tiene un poquito del ADN de la madre, y esto puede ser suficiente para romper esa inflexibilidad de los clones. El artículo termina con una frase que me ha parecido muy lúcida: “Nuestros ideas sobre la reproducción no deberían centrarse en si el sexo es o no una ventaja o un lastre, sino más bien en cuánto sexo es necesario para contrarrestar los efectos nocivos de la clonación”