LA BRÚJULA

La carta de Ónega a Puigdemont: "No puede pretender que se corresponda con afecto a lo que usted es solo rencor"

Fernando Ónega dirige su carta de hoy en La Brújula al expresident tras ser puesto en libertad por la Justicia italiana.

ondacero.es

Madrid | 24.09.2021 23:22

Buenas noches a Carles Puigdemont i Casamajó, a quien Mirian Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso y otras personas llaman “presidente de Cataluña en el exilio”. No voy a decirle que vive usted en un continuo sobresalto, que bien ganado lo tiene, sino que el sobresalto lo produce usted a los demás. Es lo que tiene andar por ahí fugado de la Justicia: en cuanto se descuida, un policía descubre su nombre en la lista de personas en busca y captura y le echa el guante.

Después pasará lo que tenga que pasar, que lo suyo es un barullo jurídico, pero de momento pasó una noche en Chirona para que vea lo que pasaron Oriol Junqueras y los demás. Con usted viaja la desgracia, Puigdemont. Es usted un destructor. Es usted Penélope en versión catalana, que descose en una salida lo que Sánchez y Aragonés habían cosido en largas jornadas de reflexión. Si quería cargarse la mesa de diálogo, casi lo consigue y a lo mejor todavía lo consigue en plenitud.

Por eso hay quien piensa que la detención de Cerdeña la planificaron usted y su abogado para poner sobre esa mesa la palabra represión. Creo que usted es tan demoníaco como para planear eso y mucho más, pero no lo considero tan inteligente. Salió así porque Carles Puigdemont es carne de juzgado y vaya por donde vaya siempre habrá un policía que le diga “queda usted detenido” y siempre habrá un juez que le reserve la suite de un calabozo.

Así lleva usted 1.426 días, superando la marca que parecía insuperable de los 1.000 días sin renovar el Poder Judicial. Ignoro los que le quedan, porque pueden devolverlo a España o pueden devolverlo a Waterloo. Pero esta noche quiero decirle algo: entiendo, cómo no, que propugne la independencia de Cataluña. Entiendo que quiera pasar a la historia como el autor de esa hazaña, gloriosa para un secesionista, devastadora para el conjunto de la sociedad, pero lo entiendo.

Lo que no puede pedirle al resto de España y a la mitad de los catalanes es que se le perdone el daño que le hizo a este país con sus palabras sobre nuestra democracia, con su descalificación de nuestra Justicia, con su odio a lo español, con su afán devastador de la convivencia. Lo que no puede pretender es que se corresponda con afecto a lo que en usted es únicamente rencor.