Podría decirse, pues, que la progresión en Euskadi ha sido inversamente proporcional a la ocurrida en Cataluña. Politólogos y sociólogos debieran analizar detenidamente qué ha ocurrido en ambos territorios para que los caminos recorridos por la población sean diametralmente opuestos.
Cuando los abertzales, superado el terrorismo, llegaron a tocar poder, los agoreros temían exactamente lo contrario de lo que ha ocurrido. Esto no es una opinión. Es un dato. Como lo es que Euskadi jamás ha conocido mayoría absoluta alguna y que es un pueblo que ha tenido que pactar, respetar y consensuar.
A lo mejor, algunos podrían tomar alguna idea de su ejemplo.