Los fósforos nos relatan sus experiencias al quedarse dormidos en algún momento o evento importante. Justo dice que coge el sueño rapidísimo, por lo que una vez, saliendo de la carretera de Barcelona “se cerró el semáforo a las 5 de la mañana y aproveché para echar una cabezadita. De repente los coches pitaban, y abrí los ojos y tenía una cola detrás...”.
Cosas como éstas seguro que no pasan todos los días, pero otra oyente como Carmen nos cuenta que su marido por la noche no duerme pero “cuando va al médico se queda dormido en la sala de espera siempre”. Esto no es todo, según Carmen, siendo jovencito asistió a un musical: “Sentado en primera fila, se quedó durmiendo y mi suegra le daba codazos, hasta un actor se bajó y le preguntó que si no le gustaba el musical porque se había tirado todo el acto durmiendo y en primera fila”.
Ana, por el contrario, se quedó durmiendo en el metro: “Era estudiante y cogí el metro, me quedé dormida ya en la última parada, donde los trenes ya aparcan. Me asusté, yo iba para la universidad y me quedé dormida. Me escondí debajo de los asientos hasta que vi al conductor”. Algo parecido le sucedió también a Agustín: “Año 86-87. Fui a ver a Motorhead, un grupo de música. Empieza el concierto y yo me siento un momento y cuando me despierto me encuentro que estaba todo el pabellón vacío... me cojo el metro, me siento y otra vez me quedo durmiendo y me pasé la parada, me bajo y me cambio de tren, y otra vez me quedé durmiendo. Cuando me bajé por última vez el metro ya había cerrado...”. Estos casos son más comunes, ¿quién no se ha quedado durmiendo en transporte público? Déjanos tu opinión si te has dormido sin querer en alguna ocasión especial.
