Desde un árbitro que en su debut tuvo que escuchar a un señor mayor acordarse de "la primera manta en la que te envolvieron" a otro que tuvo que expulsar al entrenador de uno de los equipos por animar a sus jugadores a dar patadas a los rivales, pasando por uno que tuvo que pitar el final del partido un cuarto de hora antes porque dos niños le estaban robando la radio del coche.