En invierno, fundamentalmente en lugares sometidos a bajas temperaturas, tenemos que soportar mayor deshidratación de la superficie de la piel sumada a un menor aporte de oxígeno y nutrientes debido a la vasoconstricción. Este efecto, es muchas veces agravado por el exceso de calefacciones, que aumentan la sequedad y conllevan cambios bruscos de temperatura.
Según la doctora Silvia Pérez Gala, jefa de Servicio de Dermatología del Hospital La Luz y directora de Gala Dermatología, “es el tiempo de menor exposición solar, en el que hay un descenso en la síntesis de la vitamina D, pero no podemos olvidar que las escapadas a la montaña favorecen la aparición del astro rey con mayor fuerza y sin tanta sensación de quemadura, que nos podrá sorprender a posteriori…”
Tal y como recoge Quirónsalud, esta experta recomienda seguir unos consejos para llegar a la primavera con la piel más radiante y cuidada:
-Buena hidratación y alimentación, “nunca hemos de olvidar que el aspecto de la piel depende en gran medida de todo lo que le aportamos al organismo. Beber agua o líquidos saludables y alimentos naturales con aporte extra de vitamina C nos ayudarán a cuidar la piel. El alcohol, cafeína y teína en exceso, favorecen a la deshidratación.
-Hidratar y proteger la piel del frío, “es importante emplear cremas con efecto barrera y antipolución antes de salir de casa, con más insistencia en pieles con tendencia atópica. Muchos niños sin eccemas atópicos importantes, muestran problemas de piel únicamente en esta estación del año, siendo las manos y los labios las localizaciones más propicias. La aparición de eccemas y las dolorosas grietas sólo pueden prevenirse con un extra de hidratación (cremas labiales y de manos) que requieren de reaplicaciones frecuentes y guantes cálidos“, subraya.