España es una potencia en turismo. Es la gran líder del internacional. El turismo es la gran industria del país, el generador de riqueza, de PIB y de empleo. Durante décadas ha sido una bendición, pero ahora, en algunas zonas, la población comienza a verlo como una carga, un castigo.
La masificación turística es el producto de una nefasta planificación del sector y de unos precios competitivos que arrasan cualquier competencia y atraen a millones de viajeros. Pero como siempre se dice, en el turismo es más interesante contar euros que clientes. Los ayuntamientos comienzan a reclamar y a establecer medidas para limitar los efectos de la avalancha. Entretanto, Consumo aprueba una megamulta de 150 millones a Ryanair, Vueling, Easy Jet y Volotea por cláusulas abusivas cuando el problema de la falta de vivienda se intensifica.
En muchas ciudades los trabajadores terminan durmiendo en sus coches, en furgonetas, en autocaravanas. Es el nuevo chabolismo, a cuatro ruedas. Y España va como un cohete y, a la vez, aumenta la pobreza infantil.
