Después de más de veinte años limpiando colegios de Madrid, Maika Cabrera se ha quedado sin trabajo tras publicar un video en la red social Tik Tok, en el que aparecía bailando alegremente con la mopa y su uniforme de trabajo. La empresa la ha despedido por dar mala imagen de la contrata de servicios. El mes pasado recibió la carta de despido sin recibir ningún preaviso formal, y Cabrera ha llevado el caso al los tribunales al considerar que esos videos no afectaban a su desempeño profesional.
Esta madrileña de 61 años llevaba seis años en el Colegio Público Ghandi, en el distrito de Ciudad Lineal. El 1 de marzo de este 2024, la subrogaron de otra mercantil, con un contrato de fija discontinua a tiempo parcial, con la empresa Serveo, y con una antigüedad de 15 años. Sin embargo, esa relación concluyó el pasado 22 de abril, cuando recibió, de la mano de sus superiores, una carta de despido por cuestiones disciplinarias y de manera fulminante.
Según el diario ABC, la empresa ha hecho un recuento de las publicaciones de la mujer en TikTok. “Con fecha de 12 de marzo de 2024, la dirección de esta empresa ha tenido conocimiento de que ha subido una serie de vídeos a TikTok en los que aparece usted con el uniforme de trabajo puesto, en los que incurre en una serie de hechos de tal gravedad que esta empresa no puede tolerar”, señala el texto. Se refieren a unas imágenes del 7 de marzo, «bailando con la mopa en la mano» y con el siguiente texto: «Motivándome para empezar a currar, y para enseñaros mi nuevo uniforme. Vamos, el sábado por la noche me lo pongo para irme de fiesta, jajaja». Una broma que a los de Serveo no les ha hecho gracia.
La carta de despido incluye varias capturas de cada uno de los vídeos, como otro en el que aparece «andando de puntillas y sin calzado, de forma burlona», en el que el texto es el siguiente: «Investigando que no haya nadie para que no me pillen haciendo TikTok». La firma reprocha que grabe las imágenes en la red social con el uniforme puesto. La felicidad de Maika y lo que escribe les ha incomodado: «Así, que se me vea bien el plumero, que voy con alegría y salero» o «Se me revuelven las vibras con este temazo; a celebrar la primavera y que ya estoy de vacas».
El video subido el 24 de marzo les ha parecido especialmente llamativo: «Se la ve en el centro de trabajo, con el uniforme puesto y llevando el carro de limpieza, bailando y haciendo que canta la canción de Raphael 'Mi gran noche' como si de un karaoke se tratara». Así como otra broma de Maika cuando escribe: «No te preocupes, jefe, si me estás viendo. Estoy dándole ritmo a mis neuronas para recoger el mocho y dejarlo todo reluciente».
Todo ello ha ocasionado que los jefes de la limpiadora consideren que «numerosos usuarios al ver su uniforme y el nombre de la compañía identifican a la empresa Serveo y así lo mencionan en sus comentarios, perjudicando gravemente su imagen». En el despido han adjuntado capturas de esos 'post', en los que, tanto usuarios como compañeras de trabajo, animan a Maika.
La trabajadora considera que «la empresa no se ha portado bien conmigo. No he hecho mal mi trabajo ni ha habido quejas. El mismo encargado de la otra empresa es subrogado como yo y él vino a presentarme al nuevo encargado. Estaba limpiando, sacó el teléfono y me mostró un vídeo mío con mi nuevo uniforme. Se echó a reír cuando le dije que si me había buscado en TikTok. 'Me encantan tus vídeos, pero mira que si te ve el jefe…'», asegura que ese comentario fue lo único que supo sobre el asunto, sin entenderlo como una queja explícita sobre los vídeos que estaba subiendo a la red.
Serveo asegura que ese día dos superiores le advirtieron de que la compañía tenía conocimiento de esos vídeos y que le dijeron que estaba totalmente prohibido que los grabara con el uniforme puesto. Maika asegura que no lo hacía a diario, que solo llevaba unos meses con TikTok y que «no era una cosa habitual»: «Lo hacía para animar. Soy una persona muy alegre y divertida.El día del despido vine llorando desde el colegio a mi casa. No me lo esperaba. Yo pienso que si ellos me hubiesen venido con una amonestación, no lo hubiese hecho más, pero no recibí nada de eso antes. A mí los vídeos no me dan de comer; me da de comer mi trabajo. Jamás me he metido con el jefe».
De hecho, la carta de despido se la entregaron cuando estaba limpiando uno de los baños. Ella defiende que el trabajo y esa afición no son incompatibles: «Aunque vean vídeos, yo trabajo mucho. Solo hay que ir al colegio y preguntar a las profesoras, al conserje y a la directora, y que digan cómo soy yo». Y añade que «tengo mi tiempo de desayuno, antes de tomarme el café. No gasto ni un minuto en grabarlos, porque los voy pensando en la hora de trayecto que tengo en el metro desde casa al colegio. También los hacía cuando iba a recoger todo, porque se ven las clases vacías».
Ahora, Maika ha puesto el caso en manos de los abogados, y su situación es complicada, puesto que su marido se encuentra en paro también. «No le cogen en tres entrevistas a las que ha ido porque dicen que quieren a gente más joven. Tenemos un hijo de 23 años que vive en casa con nosotros y nos echa una mano. Todavía no me han pagado el finiquito. Todos los recibos de este mes los tengo devueltos sin pagar».