Para la mayoría de las víctimas, romper con la violencia supone un cambio radical de vida, algo complejo si no se cuenta con una situación laboral estable que lo permita.
Esta es la principal preocupación de quienes viven una situación de malos tratos, y su principal demanda, por delante incluso de un endurecimiento de las leyes.
Los datos se extraen de una de las encuestas periódicas que elabora la Fundación Adecco, que apunta además que la crisis estaría detrás del descenso en el número de denuncias.
Las víctimas no se deciden a romper con la violencia por temor a verse, ellas o sus hijos, sin recursos. Ya en 2014, y coincidiendo con una leve mejoría económica, remontó sensiblemente el número de denuncias, una tendencia que continúa en este 2015.