El joven fue recorriendo bares y cafeterías a ver si les hacía falta alguien, hasta que dio con una cafetería en la que la encargada, Eugenia, le dijo que ahora no tenían hueco para él pero que le dejara el currículum por si en el futuro lo había. Como Carlos no llevaba uno encima pidió que le dejara un papel y un bolígrafo y le hizo un resumen; porque no tenía dinero para comprarse una impresora y traerlo impreso desde casa.
La chica accedió y Carlos, en una hoja en blanco de pedidos, pues le puso su nombre, su dirección, su DNI, le puso que tenía estudios de Secaundaria, que está soltero, y como experiencia, que había trabajado poniendo copas, de albañil, de mozo y de asesor comercial.
A Eugenia le hizo tanta gracia que se lo ocurrió colgarlo en su cuenta de Facebook y el tema ha tenido 11.000 "me gusta" y ha sido compartido por casi 8.000 personas. Tanto revuelo se ha montado que el Ayuntamiento de Córdoba le ha echado una mano al chico y, desde hace unos días, Carlos está trabajando en una fábrica de vidrios. Incluso le ha surgido otra oferta de trabajo. Eso sí, el primer día de trabajo fue todo un caballero y antes de entrar a la fábrica se pasó por la cafetería de Eugenia a desayunar y darle las gracias.