El Laboratorio europeo

Tsipras is not Midas

Los mercados no se han inmutado con la victoria aplastante de la izquierda radical griega. Y los ministros de finanzas tampoco.

ondacero.es

Bruselas | 27.01.2015 18:05

Tsipras, en su discurso tras ganar en Grecia
Tsipras, en su discurso tras ganar en Grecia | Agencia EFE

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha dicho muy clarito que Grecia pagará lo que debe con o sin Syriza, porque no sería justo para los que prestaron dinero a Atenas cuando no tenían ni para cuadrar sus propias cuentas. Y desde luego en el caso de España fue cierto. A Luis de Guindos ya le oí decir en cierta ocasión que con lo prestado por España a Grecia, y también a Irlanda y Portugal, nuestro país habría podido evitar el rescate bancario. Y estos días ha dejado todo lo claro que ha podido que en Madrid no están dispuestos a perdonar los 26.000 millones de euros puestos en el rescate griego, porque es lo que cuesta un año de subsidio de desempleo en España. Y España no tiene poco desempleo…

Hubo una vez un país, Finlandia, que en lo peor de la crisis le recomendó a España vender el Prado… y a Grecia sus islas. En ese país son de hielo, y la victoria de Syriza tampoco ha conmovido mucho a su Primer ministro Alexander Stubb, quien ha confirmado que no perdonará los préstamos.

Pero Finlandia es un caniche. Ladrador, pero con mandíbula pequeña. El verdadero papel de malo de esta película lo interpreta Alemania. Ladra menos, pero un solo mordisco basta. De momento son prudentes. Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, tan sólo se ha atrevido a mencionar que los problemas de Grecia no son culpa de Bruselas o de Berlín sino de sus propias "élites". De todas formas ya bastante dijo el gobierno alemán durante la campaña electoral al filtrar a algunos medios que si Grecia sale del euro, pues que salga.

Es en esta amenaza donde se juega todo. Es un órdago al que tampoco va a renunciar Atenas. Si sale del euro, se declara en bancarrota y empieza de cero sin pagar la deuda. España, Finlandia, Alemania… ya pueden decir adiós a sus euros. Y quién sabe si también a la zona euro. Pero esta carta hay que jugarla con cuidado. Los faroles se pagan. Para sobrevivir fuera de la zona euro hay que producir lo suficiente, ya que los mercados se cerrarán. Es el superávit primario. Superávit sin contar los intereses de la deuda. ¿Lo tiene Grecia? Ellos dicen que sí, Pero muchos lo dudan. Parece que estaba más claro hace unos meses, que últimamente han caído los ingresos. Para colmo la victoria de Syriza ha provocado fugas de capitales.

Quizás por eso, Syriza dice ahora dice que no quiere salir del euro. Lo dijo este lunes el que va a ser el nuevo ministro de finanzas –el nombre no está confirmado a la hora de escribir estas líneas- tras hablar por teléfono con el Presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

Si no es amenazar con salir del euro… ¿Qué arma le queda a Atenas? ¿dar pena? Es la única amenaza seria que Syriza puede esgrimir para forzar a sus socios de la zona a aceptar una quita o similar. Su líder, Alexis Tsipras, proclamó pomposamente el fin del "círculo vicioso de la austeridad" tras la victoria de su partido este domingo. Para cumplir con tan altos propósitos necesita que, o bien que se le perdonen parte de lo que debe, o que se vincule la devolución del préstamo al crecimiento. Pero lo único que se le ofrece es la extensión del programa de rescate y sus vencimientos, a cambio de reformas económicas. Lo mismo que ya se ha hecho cuatro veces con los gobiernos anteriores. No es de todas formas mal arreglo. Con esta técnica Grecia disfruta ya de préstamos a 30 años, con carencia de 10 años, tipos reducidos... más quisiera España. Pero con un resultado así, los electores griegos de Syriza no van a estar contentos.

En la mitología griega, Midas era rey de Frigia. Dioniso le otorgó el poder de convertir en oro todo cuanto tocara. Los votantes de Syriza creían que bastaba una gran victoria electoral para que un nuevo gobernante hiciera milagros parecidos transformando en oro miseria y sufrimiento. Pero no basta. El oro no lo regalan. Tsipras no es Midas.