Son más de cien inmigrantes africanos los que duermen en el muelle, pero son unos 300 los que siguen esperando pasar a Francia y que pernoctan en la estación y en otro centro habilitado en las últimas horas.
Setenta de ellos, sobre todo mujeres y niños, han podido pasar la noche en un edificio anexo a la estación y que ha sido dotado de duchas y baños. "Se trata de una solución temporal para ofrecer a estar personas unas condiciones de acogida más humanas", explicó el alcalde de Ventimiglia, Enrico Ioculano. A pesar de que se tratan de medidas temporales, parece que aún no se va a llevar a cabo ninguna acción política que remedie esta situación.
Mientras tanto, los medios italianos se centran en la expulsión de los 160 inmigrantes por parte de Francia y devueltos a Ventimiglia. Por otro lado, las autoridades sanitarias italianas aseguran que "no hay problemas ni enfermedades contagiosas, a parte de algún que otro caso de sarna", aunque en el muelle se han registrado dolores de cabeza o problemas estomacales por el calor sin relevancia.
Los voluntarios de la Cruz Roja italiana y francesa se alternan durante para distribuir entre los inmigrantes tres comidas diarias y ropa limpia. La mayor parte de los inmigrantes son musulmanes que acaban de iniciar el ramadán, su mes sagrado, en el que no pueden comer ni beber durante el día.