El Reino unido afronta este martes la mayor huelga del sector ferroviario en 30 años, que amenaza con colapsar el sistema de transportes del país con graves consecuencias para usuarios y la economía.
El sindicato nacional de trabajadores ferroviarios, marítimos y de transporte, que cuenta con unos 40.000 afiliados, ha convocado paros también para el jueves y sábado y no descarta convocar otros en los próximos meses si no llega a un acuerdo sobre salarios y condiciones con la gestora pública pública Network Rail y los operadores privados de las líneas.
Boris Jonhson rechaza implicarse
El secretario general del sindicato, Mick Lynch, ha asegurado en la prensa británica que "jamás ha dejado las conversaciones" y que mantienen "una relación cordial" con las trece empresas operadoras de trenes pese a sus discrepancias sobre las retribuciones.
Los representantes sindicales y de las empresas del sector han mantenido una serie de reuniones para intentar llegar a un acuerdo, aunque ni siquiera desde el Gobierno había optimismo sobre las perspectivas de desconvocatoria de la huelga.
Por su parte, el Gobierno del conservador de Boris Jonhson rechaza implicarse en la disputacon el argumento de que crearía aún más confusión pero se trata de un nuevo frente abierto para su liderazgo más cuestionado que nunca.
