Se cumple un año de la salida abrupta del expresidente del PP

Pablo Casado, de la cima al olvido

Se cumple un año de la salida de Pablo Casado como presidente del Partido Popular.

José Ramón Arias

Madrid | 16.02.2023 18:47

Pablo Casado, de la cima al olvido
Pablo Casado, de la cima al olvido | Agencia EFE

Aunque el certificado oficial de la defunción política de Pablo Casado lleva la fecha del 23 de febrero de 2022, la verdad es que la constatación de que había dejado de ser presidente "de facto" del PP se produjo cinco días antes. Concretamente a las 9:10 de la mañana del viernes 18 de ese mismo mes, cuando en una entrevista radiofónica, el todavía líder popular decidía acusar directamente de corrupción a la presidenta de la comunidad de Madrid. En ese mismo instante varios barones regionales, como han confirmado a Onda Cero, se dieron cuenta de que éste había llegado a su final y no había posibilidad alguna de reconducir la situación. Una sensación que se instaló hasta en los que se contaban como más afines.

Durante toda la mañana de ese día se sucedieron los contactos entre dirigentes territoriales atónitos ante lo que habían escuchado. El consenso era unánime. No había otra salida que cambiar de liderazgo y cerrar esta etapa. Más aún cuando estos mismos "barones" empezaron a recibir llamadas de alcaldes y presidentes locales advirtiéndoles del enfado, incluso ira, de muchos militantes de base.

"Él es la única solución"

Es la frase que más se escuchaba en las direcciones regionales del partido. Y él lo sabe. Y desde tiempo atrás, porque hace ya varios meses que habia movimientos internos que buscaban una salida ante un panorama que veian muy oscuro. Núñez Feijoo contacta en las horas siguientes con los presidentes regionales, con y sin mando en plaza, para conocer su opinión sobre la situación y cuál es la mejor solución para atajar el incendio (de algunos ya la sabe). En todos encuentra la misma respuesta, sin matices.

Ese fin de semana se organizan reuniones de diputados nacionales con miembros del comité de dirección a los que Casado ha citado ese lunes en la sede nacional. Se prepara la estrategia ajustándose a lo que marcan los estatutos del PP para utilizarla en el caso de que se encastille en su posición, como así ocurre. García Egea trata de convencerle de que mantienen el control del partido porque tienen el poder provincial. Llaman a rebato a los presidentes provinciales para que acudan a Génova. La convocatoria tiene tan poco éxito que un mismo presidente entra y sale tres veces de la sede para hablar con los distintos grupos de prensa arremolinados a la entrada con el fin de dar sensación de arrope a Casado.

La tensión, en aumento

En el despacho donde está reunido el comité de dirección la tensión va en aumento. Pero los miembros que han dejado de apoyar al núcleo duro ponen en marcha el plan de emergencia, forzando a Casado a incluir en el orden del día de la junta directiva la convocatoria de un congreso extraordinario. Se producen dimisiones en el seno del comité como el de Belén Hoyo y otros de sus miembros amenazan con hacer lo mismo.

En la mañana del martes 22 tiene lugar el hecho que doblega la voluntad del todavía presidente del PP. Miembros de la dirección del grupo parlamentario, así como otros diputados que le apoyaron en las primarias, firman una carta en la que le piden que cese a su secretario general para que éste concluya sus maniobras para lograr adhesiones. En esa carta no está la firma de la portavoz Cuca Gamarra, pero si su espíritu.

En ese instante Pablo Casado se da cuenta de que no controla ni la organización territorial del PP ni tampoco su grupo parlamentario. Se ha quedado sólo. No entiende ni se explica cómo ha llegado a esa situación. De ahí su famosa frase: "He podido hacer algo mal pero no he hecho nada malo". Frase que pronuncia durante la reunión que mantiene el miércoles 23 con todos los presidentes regionales del PP con los que pacta, casi de madrugada, su salida del partido en diferido, en medio de las críticas y reproches de todos ellos a su gestión; sobre todo por haber dejado en manos de su número dos el control absoluto de la organización territorial.

En menos de una semana, Pablo Casado pasó de ser el candidato a la presidencia del gobierno a quedar en el olvido de un partido que le eligió en un congreso que se celebró en medio de un estado de shock. Ganó aquel conclave gracias, precisamente, al apoyo territorial que recibió de quien ahora es su sucesor al frente del PP.