Pedro Sánchez presentó con orgullo su acuerdo con condiciones excepcionales para España en el ámbito de defensa. Sin embargo, las declaraciones del secretario general de la Alianza, Mark Rutte, han dejado al descubierto inexactitudes del relato gubernamental. Mientras el Ejecutivo español insiste en que no se excederá del 2,1 % del PIB en gasto militar, Rutte ha afirmado que se espera que España alcance el 3,5 % para cumplir sus compromisos de capacidades militares.
Esta discrepancia ha sido inmediatamente aprovechada por la oposición para acusar a Sánchez de mentir deliberadamente a los ciudadanos. El cruce de mensajes irónicos entre el presidente y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha quedado eclipsado por las palabras de Rutte por las que se entiende que no hay cláusulas de exclusión, ni acuerdos paralelos.
Un revés para el Gobierno que se apuntaba un tanto en un momento tan delicado, pero que la OTAN ha roto de un plumazo.
La estrategia del contraataque
Pasan los días, y todas las informaciones que se van conociendo del caso Koldo, han alimentado la ofensiva del PP, que exige la dimisión de Sánchez y la convocatoria de elecciones.
El Gobierno ha optado por una estrategia reactiva frente a los ataques. Portavoces socialistas como Patxi López y Montse Mínguez han insistido en que el partido ha actuado con "contundencia" y "rotundidad", reivindicando una toma de medidas que, según ellos, contrasta con la inacción de otros partidos ante sus propios casos.
En el discurso del Gobierno se destacan diversos asuntos como la insistencia en el cumplimiento parcial de los compromisos internacionales, las acusaciones constantes al PP y la puesta en valor del trabajo de los "más de 20.000 cargos públicos honestos".
Pedro Sánchez no se ha limitado a defenderse. Ha contraatacado con dureza contra el PP, utilizando el poder institucional y mediático para intentar deslegitimar a la oposición. La viralización del mensaje "Toma, Alberto, que alguien te la traduzca" tras el intercambio de cartas con la OTAN muestra un estilo cada vez más agresivo y despectivo por parte del presidente del Gobierno.
Pero cuando la información verificada desmiente el relato presidencial, como ha hecho Rutte, el efecto puede ser contraproducente, erosionando aún más la credibilidad de Sánchez.
A su vez, Podemos, también ha comenzado a marcar distancias. Ione Belarra no ha dudado en calificar la versión del Gobierno sobre la OTAN como “una mentira de la que no se vuelve”, demostrando abiertamente su, cada vez más evidente, oposición al PSOE.
Apelar a la política internacional para cambiar el foco de la agenda mediática, proyectar una imagen de limpieza ética ante los casos de corrupción interna, y atacar con fuerza al adversario se ha convertido en el mantra de Sánchez desde que estalló el caso Koldo. Y todo ello con la promesa de las auditorías internas de las que todavía no se han ofrecido más detalles sobre el cómo y el cuándo se realizarán.