La Guardia Civil les atribuye, al menos, 25 asaltos a otros grupos de narcotraficantes haciéndose pasar por policías y utilizando una violencia extrema, hasta el punto de haber llegado a secuestrar y torturar a sus víctimas para obtener más información sobre otros alijos de droga.
Tenían contactos con otras bandas en Marruecos que colocaban dispositivos de seguimiento por satélite en los alijos que salían de allí.
La droga robada la colocaban, sobre todo, en Francia, a otros grupos criminales que, a su vez, les proporcionaban armas. Además de los 29 detenidos, 21 de ellos marroquíes, ocho españoles y un senegalés, hay otros cinco investigados y se han intervenido más de 2,5 toneladas de hachís, pistolas, teléfonos móviles, en Cádiz, Barcelona, Málaga y Huelva.