Según ha informado la Guardia Civil, el 24 de agosto se denunció en el puesto de Borja la posible comisión de un delito de maltrato animal en una explotación ganadera situada en el paraje denominado Sayón.
El denunciante comunicó que los días 20, 21 y 22 de agosto vio merodear de forma errática a un vecino de la localidad, al que identificó sin ningún género de dudas, en una zona del terreno que no dispone de vallado alguno y en la que se encuentran dos burros machos y cuatro caballos.
El 22 de agosto el denunciante acudió a su finca para realizar las labores habituales con el ganado y volvió a sorprender junto a una burra a esta persona, que huyó del lugar al verse sorprendida.
El dueño se percató de la existencia de sangre en la parte trasera de una de las burras, que tenía una laceración junto al ano y que había podido ser causada con una caña manchada de sangre que se encontraba junto al animal.
La veterinaria de la localidad encontró múltiples heridas en la zona perianal, anal, perivaginal y vaginal, de tipo abierto, incisocontusas, producidas por punción voluntaria y que afectaban a la piel y tejidos subyacentes, siendo su pronóstico reservado por las complicaciones que pudieran tener dada la zona de las lesiones y el ensañamiento con el animal.
Según las fuentes, el pasado 26 de agosto, a requerimiento de los agentes, acudió a las dependencias oficiales la persona identificada por el denunciante, quien se puso muy nerviosa cuando se le comunicó que había sido citada para declarar.
Reconoció que el día 20 había estado en la finca y que únicamente acarició los genitales de un caballo blanco y de la burra, que el día 21 había estado observando a los animales y que fue el día 22 cuando atravesando un cañar, entró en la finca propiedad del denunciante e introdujo una caña por el ano y vagina de la burra, tras lo que la acompañó a beber, momento en el que al ser sorprendido por el propietario de la finca, salió huyendo.