Hemos pisado la calle y hemos preguntado si España está preparada para una nueva crisis. La gente no tiene mucha confianza, pero sí memoria: "Yo creía que estábamos en crisis siempre; España no está preparada para una nueva crisis, si ni tan siquiera ha pasado la anterior".
Los empresarios son más directos y se agarran a las comparaciones, como es el caso de Miguel Iraburu del Circulo de Empresarios: "Zapatero tenía una deuda pública al principio del 34%. Ahora estamos en el 98%".
Ahora triplicamos la deuda pública. En 2008 el paro estaba en el 8% y ahora en el 14. Aún así, el Gobierno insiste en que España crece más que Europa, pero los ciudadanos dudan de que estemos preparados para hacer frente a un contagio.
Otro problema es la falta de reacción por la parálisis del Gobierno. Ni siquiera los agricultores encuentran interlocutor, como ha apuntado la diputada canaria Guadalupe González en la sesión de control al Gobierno: "El sector del tomate y el del pepino llevan seis meses esperando por una reunión con el ministro de Agricultura y Fomento".
La falta de Gobierno se nota en el día a día. Las empresas reclaman reformas estructurales en profundidad.
El vacío de poder, la cercanía de unas nuevas elecciones y todos los desafíos económicos nacionales e internacionales que se aprecian en el horizonte también preocupan en la calle.
Los grandes datos económicos son contradictorios, pero de nuevo se escuchan en la calle términos como "ralentización y desaceleración", mientras perciben aún las heridas de la anterior crisis.