Aún contra viento y marea, muchos pequeños y medianos productores llevan años esforzándose por sacar adelante la tierra, por mantener el manto verde a nuestro alrededor, expuestos siempre a los avatares de la climatologías, en estos últimos años, expuestos además a la oleada de robos en cosechas, maquinaria e infraestructura..
Robos en producción siempre ha habido, los llamados robos de subsistencia, el problema es que ahora ha cambiado el perfil del amigo de lo ajeno. Los agricultores de las comarcas del norte de Castellón se han organizado en patrullas para vigilar y avisar a la guardia civil si ven movimientos extraños, pero todo su armamento es el teléfono móvil y su propio esfuerzo de quitarse horas de sueño. A nadie le gusta la solución, ni a los propios agricultores, ni a los responsables de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, porque es la evidencia de que quien tiene que mantener el orden y la vigilancia o no se coordina o no da abasto, algo falla.
Lo cierto es que los agricultores de Castellón se sienten desprotegidos y algo tienen que hacer, al menos así, para disuadir a los que roban todo tipo de instalación, cosecha o maquinaria…eso sí, sin entrar en enfrentamientos personales si se da el caso de pillar a los ladrones en plena “ fragancia del delito”. Manda “eso”, que no diré, que uno defienda lo suyo con su esfuerzo, con su inversión, con su justo pago de impuestos y no tenga más que ser testigo de cómo le quitan a uno hasta los pantalones delante de sus narices. Injusticias tiene la vida, los agricultores tienen que soportar muchas.