Los atentados de los trenes nos generaron en principio incredulidad, más tarde indignación y finalmente dolor, mucho dolor. Luego, la narración de los hechos desfiló por la delgada línea roja de la ocultación de la información en un sumario en el que todavía no se han despejado todas las dudas. Las víctimas tienen derecho a saber, sus familiares la necesidad de sentir que toda la ciudadanía está con ellos.
El mismo 12 de marzo de hace 10 años, Castellón, como el resto de capitales de España organizó una manifestación contra la violencia y el terrorismo, la más multitudinaria de la historia, la que más gente ha conseguida sacar a la calle, todos estuvimos con las víctimas, en casa no se quedó ni el apuntador. Los lugares de la pancarta de cabecera estuvieron muy reñidos, todos los partidos querían encabezar la manifestación, eran las jornadas previas a las elecciones generales de 2004.Hoy todos los medios de comunicación, toda España recuerda la atrocidad, pero no para recrearnos en el sufrimiento, todo lo contrario, para decirles a las víctimas y a sus familiares que todos estamos con ellos, y que los homenajes son pocos para reparar el dolor tan inmenso para los que desde ese 11 de marzo de hace diez años, todos los días siguientes han seguido siendo 11 de marzo.
