Moliner considera que a la cita con el escaparte internacional del turismo deben acudir aquellos diputados delegados del área, los alcaldes que lo estimen oportuno y, sobretodo, el empresariado de la provincia que es el sector que debe estar en primera fila, sin descartar el apoyo de la administración, pero sin los boatos de los años anteriores. La Diputación ha suprimido los gastos de promoción en esta feria a la que Moliner dice que asistirá, solo si se le requiere para algo muy puntual y necesario. Con este giro a la política provincial, Moliner quiere marcar su propia era, de hecho será la primera vez en más de 10 años que el presidente de la Diputación no acuda a este escaparate internacional del turismo, con el ahorro de gastos de representación que eso conlleva.
Este año FITUR se espera que sea un lugar de trabajo, de encuentro y de observación de ver lo que hacen otros para aplicar ideas innovadoras. Si hay langostinos y caragol punxenc será en el foro adecuado de una demostración gastronómica y no para llenar los estómagos agradecidos de mucho gestor público que ocupa su cargo por designación digital.
Esperemos que FITUR sea algo más serio que en años anteriores en los que la elegancia brillaba por su ausencia. De hecho, el Patronato Provincial de Turismo de la Diputación de Castellón ya ha cerrado una decena de reuniones en Fitur con los principales touroperadores internacionales, agencias de viajes online, bloggers y empresas de marketing turístico con el objetivo de incentivar la promoción turística durante este año en la provincia de Castellón. Allí estarán eso sí, los diputados delegados de Turismo, Andrés Martínez y Jose Pons, y la gerente del Patronato, Virginia Ochoa. Estarán los municipios de Vall d’Uixó, Onda, Benicarló, Vinarós, Culla y Catí además de la Asociación Serra d’Espadá y los ayuntamientos de Alcalá de Xivert, Benicàssim, Cabanes, Oropesa del Mar, Torreblanca y Peñíscola. Sin duda, los que tienen que estar, los justos.